“Nosotros siempre hablamos de un equilibrio dinámico”, dijo la científica del IIBCE, Natalia Mannise. Avanza la investigación que llevan adelante científicos del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) para determinar —mediante el análisis genético— si las ovejas forman parte de la dieta de los zorros que habitan Uruguay. La investigadora Natalia Mannise, del Departamento de Biodiversidad y Genética del IIBCE, contó a SobreCiencia cómo avanza la investigación para caracterizar a los predadores que atacan a las majadas de ovinos.
En el 2016, la experta dio cuenta de los detalles de este proyecto de doctorado y el trabajo de campo que realizarían para estudiar genéticamente diferentes especies de cánidos.
En Uruguay hay dos tipos de especies de zorros; el de campo, que es de color gris y que frecuenta campos abiertos; y el de monte, que tiene un pelaje marrón. La investigación se viene desarrollando en dos establecimientos del Secretariado Uruguayo de la Lana, uno en el departamento de Florida y otro en Salto. Estos establecimientos tienen un manejo del ganado muy distinto, y a su vez, los suelos son muy diferentes.
“El año pasado terminamos los muestreos. En cada uno hice tres muestreos, uno en verano, otro en la época de parición —que es en primavera— y otro en invierno. Esto me va a permitir ver en los dos establecimientos que analicé, la dieta de estas especies con métodos genéticos de última generación. Vamos a poder ver las diferencias de dieta en cada uno de los establecimientos y en distintas épocas; y el efecto que tiene la parición de las ovejas sobre la dieta de estos zorros. Porque se supone que el momento que hay más vulnerabilidad hipotética al ataque de los zorros, tiene que ver con los nacimientos, que ocurren en setiembre y octubre.
En los establecimientos del Secretariado Uruguayo de la Lana, que son campo, hay solamente una de las especies de zorro, a pesar de que nos hemos metido en montes, sólo hemos encontrado al zorro de campo. Y en otro estudio que hemos hecho en Lavalleja lo que estuvimos viendo es que en zorro de monte no aparecen restos ovinos, a pesar de que el zorro se mueve, y podrían en la época de parición haber consumido, pero no aparecen. La población de estudio por ahora sería la del zorro de campo”, detalló.
Si bien la investigación está en curso, aparecen ideas de que con un adecuado manejo se puede minimizar el impacto de lo que puede ser una depredación de majada por parte de estos cánidos.
La científica destacó que esta información de base es la que se necesita para que se tomen decisiones con mayor consciencia y para generar menores impactos, tanto para la naturaleza como para el sector agropecuario.
“Nosotros siempre hablamos de un equilibrio dinámico, si bien también es importante preservar los recursos, también es importante que se puedan desarrollar las actividades agropecuarias que necesitan los distintos productores para poder sobrevivir. Entonces siempre estamos en un compromiso entre las actividades humanas que necesitamos para subsistir en el campo y un equilibrio ecosistémico con los recursos naturales que ya existen desde millones de años antes de que llegaran los colonizadores y los humanos”, expresó.
Mannise relató que en el trabajo de campo realizado el último invierno, en ambos establecimientos del SUL estaban entrenando perros maremanos, que son los perros blancos que controlan las majadas. En el caso de los muestreos en el departamento de Florida, donde anteriormente había más muestras de fecas de zorros, no encontraron nada, ya que el perro estaba en el potrero.
“Fue una frustración para nosotros. Ahí nos dimos cuenta de que realmente la presencia de otro carnívoro, por el olor, por el ruido, porque los corre, está ahuyentando a los zorros. Parece que es una medida eficiente. Lo que se suele hacer en el campo cuando hay problemas con el zorro es que se pone carniza contaminada, y es bastante indiscriminado porque matás zorros y matás también otras cosas, y a veces capaz que hay otras estrategias. Muchas veces dicen que los zorros son plagas, en realidad no sabemos si son plagas, porque no conocemos cuál es el tamaño de la poblaciones de zorros que habitan nuestro territorio”.
Otro aspecto de esta investigación de tesis de doctorado es analizar la prevalencia y el rol que pueden cumplir estos cánidos silvestres en la enfermedad neosporosis bovina, que causa abortos en el ganado vacuno. Esta línea de investigación es interinstitucional, porque involucra además al Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA) y al Institut Pasteur.
Aguará Guazú
El Aguará Guazú es el cánido más grande de América del Sur, con una gran parte de su distribución en el centro sur de Brasil, Paraguay, parte de Argentina, Bolivia y en Uruguay se han encontrado algunos registros, pero el último en el 2006, en Centurión, departamento de Cerro Largo. Esta especie es un animal muy grande, tiene 70 centímetros de altura y de largo contando la cola 130 centímetros, tiene un aullido que puede ser espeluznante y no es como las otras dos especies de zorro, que son pequeñas. Se creía extinguida, ya que se había encontrado uno en 1989 en Farrapos, Río Negro.
“Esta especie a nivel global está considerada cercana a la amenaza, porque gran parte de su área, lugares de sabana o de pasturas más altas, esos ambiente se están reduciendo mucho por el crecimiento de las ciudades y por desarrollo de cultivos como la soja y la caña en Brasil. Esto hace que los animales estén dispersándose de los lugares donde estaban habitualmente, buscando sitios donde establecerse, y se estima que pueden caminar cerca de 20 kilómetros diarios. Es una especie que tiene características particulares dentro de los cánidos, uno es el extenso ambiente que ocupa. Cuando hablamos en conservación de especies que ocupan ambientes tan extensos, hablamos de que cuando protegemos esa especie y el ambiente que ocupa, vamos a estar protegiendo otras especies. Esta especie actúa como “especie paraguas, o sombrilla”.
Mannise opinó que le gusta pensar en algo más alentador y resaltó que desde la Dinama, ha habido un cambio positivo y han brindado talleres en el que participaron científicos, integrantes de ONG y cazadores habilitados.
“Hay que sentarse y hablar y buscar soluciones en consenso porque es de la manera en que va a funcionar, porque no va a funcionar de otra manera. Los cazadores que participaron de ese taller son los que están habilitados en la caza del jabalí, que es lo que ahora preocupa. Pero hay muchos otros que cazan, que no están autorizados”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista Gustavo Villa