Diego Thompson trabaja en la Mississippi State University. Diego Thompson estudió antropología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, una carrera que considera, es muy interdisciplinaria. En el 2008 emigró a Estados Unidos (EE.UU.), dónde recibió su Ph.D. y maestría en sociología y agricultura sostenible en la Universidad Estatal de Iowa.
Actualmente es profesor asistente del Departamento de Sociología en la Mississipppi State University. También es coordinador del Consejo de Políticas Alimentarias del Condado de Oktibbeha y miembro de la junta del Consejo de Políticas Alimentarias de Mississippi.
Thompson contó a SobreCiencia que sus líneas de investigación consisten en estudiar cómo los humanos nos relacionamos con el medio ambiente. En el caso de la agricultura sostenible, precisó, se trata de estudiar cómo los grupos sociales y las comunidades trabajan e influyen en la agricultura, la producción de alimentos y los sistemas alimentarios.
Su investigación en Uruguay ha examinado las percepciones y respuestas de la comunidad a los desafíos ambientales creados por la intensificación de la agricultura y por el cambio climático.
“Antes de venirme a Estados Unidos trabajé con pescadores de la laguna de Rocha, que fue mi tesis de grado. El abordaje interdisciplinario es fundamental para entender cómo los recursos naturales son utilizados. Esta es una de las dos principales áreas de investigación, la otra es la participación de grupos minoritarios en sistemas alimentarios, que incluye producción de comida, distribución y consumo”, contó.
“El análisis de la estructura social para mejorar sistemas alimentarios que puedan beneficiar grupos locales requiere una abordaje interdisciplinario. Siempre he utilizado metodologías multidisciplinarios y he trabajado con colegas de otras disciplinas. Mi otra área de investigación sigue siendo en Uruguay y está principalmente enfocada en ver cómo comunidades rurales perciben y responden a problemas medioambientales. Recientemente, me he focalizado a ver cómo responden a desastres naturales”, explicó.
El experto señaló que si bien la industrialización de la agricultura trae muchos beneficios productivos y económicos, en determinados contextos sociales puede exacerbar las inequidades ya existentes. Thompson contó que ha investigado este tema junto a trabajadores agrícolas inmigrantes en la industria láctea de Vermont y con agricultores afroamericanos en Mississippi.
“Por ejemplo acá en el Delta del Mississippi tenemos una agricultura para exportación con producción de soja, maíz y también algodón, y sin embargo se ven los índices de obesidad y de inseguridad alimenticia más altos de EE.UU.. Es una paradoja muy interesante”, dijo.
“No necesariamente la producción de alimentos significa mejoras en la salud de la gente. Muchas veces la solución a ese tipo de problema tiene que venir de los actores locales, de las comunidades; fortaleciendo la toma de decisiones a nivel local y promoviendo lo que se ha llamado la soberanía alimentaria”, agregó.
La soberanía alimentaria pasa por determinar qué tipo de producción realmente beneficia a cada comunidad, no solo desde el punto de vista económico, sino también medioambiental, social y nutricional, explicó.
El científico agregó que una característica que se suele encontrar en Estados Unidos y en otros países desarrollados, es que basan su producción de alimentos en mano de obra inmigrante y eso genera altos grados de segregación.
“Aquí se encuentran situaciones bastante carenciadas en cuanto a la mano de obra inmigrante, porque la mayor parte de la mano de obra en la agricultura es hecha por inmigrantes. Es un común denominador. Hay altos grados de discriminación, vulnerabilidad, porque muchos están indocumentados y no tienen los mismos derechos que los que sí tienen documentos y estado legal. Esa ha sido un poco el tema de mi investigación en Iowa, en Vermont, y aquí en Mississippi”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa.