Florencia Meyer: buscando soluciones a los problemas comunes de la ganadería de Uruguay y EE.UU

Meyer se especializa en el Herpesvirus bovino, ciclo 8MCiencia.                                                                                                                                                                                                                                Florencia Meyer es Bioquímica por la UdelaR, tiene un máster en Microbiología en Universidad Tecnológica de Texas (Texas Tech University), un doctorado en virología en la Universidad de Nebraska-Lincoln y estudios de posdoctorado en el Instituto Carlos Chagas, Curitiba, Brazil.

Está radicada en Estados Unidos en el estado de Misisipi, donde vive hace 8 años. Es profesora asociada del Departamento de Bioquímica, Biología Molecular, Entomología y Fitopatología de la Universidad Estatal de Misisipi. Esta universidad surge en el marco del programa “Land Grant”, un programa a través del cual, hace ya más de un siglo, se invirtió una gran cantidad de dinero en crear universidades que tuvieran como misión involucrarse con el desarrollo de la agricultura y sus problemáticas asociadas.

Meyer dijo a SobreCiencia que se especializa en el Herpesvirus bovino, un virus que participa de una enfermedad respiratoria bovina que causa anualmente pérdidas por cientos de millones de dólares.

Es una enfermedad muy compleja porque no tiene un agente etiológico único (un único virus o bacteria) digamos que no es una bacteria que causa la enfermedad, un virus que causa la enfermedad. Es un conjunto de factores que estresan al animal, entonces es muy difícil de tratar”, expresó.

La científica agregó que la patología es iniciada por una infección viral que provoca inmunodepresión en el bovino, dando lugar a una segunda infección bacteriana del tracto respiratorio profundo, lo que se traduce en un cuadro de neumonía que puede causar la muerte del animal.

En materia de género, y en cómo desarrolló su carrera científica, Meyer dijo que nunca sufrió discriminación por ser mujer. Agregó que a lo largo de su carrera tuvo tres hijos, y destacó que contó con la suerte de coincidir con profesionales que le brindaron la flexibilidad laboral necesaria para que esto no representara un problema.

Nosotros, cuando llegamos a Estados Unidos, se nos abrió la cabeza. Nos encontramos con gente de todo el mundo, hombres, mujeres. Y nosotros nos volvimos muy cómodos con la inclusividad, esa palabra que ahora está de moda, pero te vuelves tan cómodo con eso, que ya después te sientes muy cómoda en ese ambiente, y yo tenia estudiantes mujeres y estudiantes hombres y cero problema. Yo en particular elegí ir haciendo mis estudios de posgrado teniendo la familia. Entonces iba al laboratorio con panza, y la problemática familiar estaba siempre ahí. Después cuando estaba haciendo el doctorado, tenía uno chico en casa, el otro en la panza, y yo seguía yendo. Claro, es como te lo tomes vos también. Tuve la suerte de tener un jefe de doctorado muy buena onda y flexible. Él siempre me apoyó en toda la parte científica, pero también si tenía que tener flexibilidad para ir a buscar los niños”, detalló.

Meyer reconoció que todavía existe en algunas personas, sobre todo en la academia, un preconcepto por el cual a veces no se valora tanto el trabajo de las mujeres.

De todas formas, agregó que en lo personal, nunca lo sintió como una discriminación expresa que la limitara para continuar con su trabajo.

Texto: Juan Vique, Alexandra Perrone.

Entrevista: Gustavo Villa.