Entrevista a los doctores José Sotelo, Ángel Caputi y Anita Aisenberg. Clemente Estable nació el 23 de Mayo de 1894, se graduó como maestro, y ejerció la docencia en escuelas de Montevideo. Fue, además, un científico autodidacta, y completó una formación a través de cursos extracurriculares en la Facultad de Medicina.
Con 28 años ganó una beca del gobierno español para estudiar con el Premio Nobel de Medicina de 1906, el neurocientífico Santiago Ramón y Cajal.
En 1927 creó un instituto dedicado a la investigación y la docencia superior en el campo de la Biología. En 1943 incorporó en el Estado el concepto de “dedicación total”, apuntando a una profesionalización de la carrera científica para quienes hicieran ciencia.
Hoy, en el Instituto de investigación que lleva su nombre, se continúa trabajando con el legado que dejó Estable: una nueva concepción de cómo hacer ciencia basado en la interdisciplinariedad, el concepto de dedicación total profesionalizando el trabajo científico, la incorporación de tecnología de punta, la educación de la ciencia poniendo énfasis en la generación de vocaciones científicas, y la importancia de destinar recursos para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Hablamos en esta oportunidad con tres investigadores que actualmente trabajan en el IIBCE: José Sotelo, responsable del área de Genómica, Ángel Caputi, responsable del Departamento de Neurociencias Integrativas y Computacionales, y Anita Aisenberg, responsable del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva del IIBCE.
“El legado de Estable es un desafío enorme. Las áreas más importantes que cubrió son la neurobiología, la educativa y la vocacional. Él dio pie a una generación que instaló en Sudamérica los primeros microscopios electrónicos“, contó Sotelo
“El legado de Clemente es triple: la introducción del trabajo científico en forma profesional en Uruguay, la incorporación de la filosofía de la ciencia y lo educativo. Reconocía la importancia de que los niños accedan al conocimiento científico”, expresó Ángel Caputi.
“Uno de los legados más importante es entender la necesidad de la ciencia de los abordajes multidisciplinarios. Hoy en la ciencia es impensable que uno trabaje exclusivamente en una disciplina”, reflexionó Anita Aisenberg.
