Entrevista al Dr. Juan Bussi, miembro de la Red Académica del Hidrógeno de Uruguay y docente libre del Área Fisicoquímica del DETEMA, Fac. de Química, Udelar. El interés por el hidrógeno como combustible no es reciente; se remonta al siglo XIX. Sin embargo, el impulso renovado en los últimos años ha traído consigo avances significativos en la tecnología y el uso del hidrógeno en diversos campos.
Existen cuatro enfoques principales para el uso del hidrógeno como fuente de energía: su potencial para generar electricidad a través de celdas de combustible, su uso en motores de combustión interna, su aplicación en la producción de combustibles sintéticos y su uso como combustible doméstico.
Las celdas de combustible, a pesar de su antigüedad, se han consolidado como una tecnología eficiente para convertir la energía química del hidrógeno en electricidad. Aunque no es la forma más desarrollada, su eficiencia y su papel en la generación de energía eléctrica son notables.
En el ámbito del transporte, los motores a combustión interna con hidrógeno aún se encuentran en fase de experimentación y no se consideran la mejor alternativa, debido a desafíos de almacenamiento y eficiencia.
En cuanto a los combustibles sintéticos, el hidrógeno puede ser empleado en la producción de combustibles similares a los fósiles, como alternativas ecológicas para la aviación y otras industrias que requieren alta densidad energética y captura de dióxido de carbono.
La viabilidad del hidrógeno como fuente de energía no solo depende de la tecnología y la eficiencia, sino también de los factores geopolíticos, políticos y económicos que influyen en su adopción a gran escala. El costo y la inversión en investigación son aspectos cruciales para determinar su implementación efectiva.