Hablamos con Patricia Saenz, especialista en química computacional del Departamento de Experimentación y Teoría de la Estructura de la Materia y sus Aplicaciones (Detama) de la Facultad de Química.
Patricia Saenz es especialista en química computacional del Departamento de Experimentación y Teoría de la Estructura de la Materia y sus Aplicaciones (Detama) de la Facultad de Química, y trabaja en el desarrollo de fármacos y compuestos bioactivos de distintos tipos, a partir de la simulación con herramientas informáticas.
Saenz explicó a SobreCiencia cómo es trabajar en lo que se denomina “laboratorio seco”, y cómo la simulación de las propiedades y el comportamiento de las moléculas posibilita la búsqueda de alternativas para “vencer” a las bacterias resistentes.
“Nosotros hacemos lo mismo que se puede hacer en un laboratorio, pero simulando prácticamente todo en una computadora. Estos sistemas siempre están basados en leyes fundamentales que se cumplen, y en última instancia, siempre son verificadas experimentalmente”, dijo la investigadora.
“La Facultad de Química de la Universidad de la República tiene su propio centro informático, son distintas herramientas de software, no son las típicas computadoras de escritorio, sino que son muchas. Lo que llamamos un clúster. Son muchos procesadores, con mucha capacidad y velocidad”, agregó.
La experta contó que estos estudios computacionales ahorran costos y tiempo muy importantes a nivel científico, ya que, por ejemplo, la búsqueda de un fármaco específico puede llegar a costar 800 millones de euros y 15 años de investigación, y con el riesgo de que falle a la hora de experimentar in vitro o in vivo. Saenz contó que en Uruguay esta herramienta se utiliza solamente a nivel académico, pero aclaró que en algunos países las industrias ya lo han incorporado como una etapa previa, justamente para ahorrarse tiempo y dinero.
“En química uno siempre construye modelos, porque necesitamos ver para entender. Este sistema simplifica, porque se puede jugar casi con las moléculas, se las ve a nivel atómico, a nivel molecular, vemos cómo se comportan, por qué falla alguna proteína y se desarrolla una enfermedad, por qué una molécula funciona como un fármaco y otra no. Lograr visualizar algunos procesos ayuda mucho a comprender”, agregó.
Sáenz contó que si bien comenzó a trabajar en química orgánica, enseguida empezó a vincularse con el área de la química computacional. Principalmente “para ver qué era lo qué pasaba, y cómo sucedía”. Ahora se dedica exclusivamente a esta área, orientada al desarrollo de fármacos y compuestos bioactivos de distintos tipos.
“De hecho, la química computacional ha evolucionado mucho. Cuando yo empecé a trabajar en esto se podían hacer mucho menos cosas de las que se pueden hacer hoy. Los recursos para trabajar en esto son limitados, y mucho más ilimitado es si el objetivo abarca pocas personas, por eso hay algunas enfermedades para las que no se diseñan fármacos, porque a las grandes industrias no les sirve invertir en algo que les va a resultar muy caro. Por eso, la mayor parte de las enfermedades que se estudian son aquellas que abarcan un gran porcentaje de la población mundial”, comentó.
Con respecto a nuestro país, la científica dijo que en esta área podemos hacer mucho, porque si bien hay una inversión muy grande en equipos, no hay una inversión continua en reactivos, por lo tanto, una vez que se invierte en el software, se puede trabajar casi de continuo.
“En lo personal yo estoy enfocada en el diseño de algunos agentes contra bacterias resistentes, también en agentes antivirales y, en menor medida, antitumorales. La idea es buscar en otros lugares, buscar de maneras diferentes, no intentando apuntar a las mismas proteínas blanco de los microorganismos de siempre, porque eso es lo que ha hecho que se desarrolle resistencia”, explicó.
Saenz remarcó la gravedad de la falta de conciencia en la población respecto al uso y mal uso de antibióticos, lo que ha provocado que se hayan agotados los recursos en lo que refiere a la lucha contra las bacterias resistentes.
“No han salido nuevos antibióticos, sí variantes de algunos anteriores, pero no algo completamente diferente. El tema es el mal uso y el abuso. Hay gente que ha muerto por infecciones de bacterias que antes lográbamos matar y ahora no. Entonces es un problema grave, hay que buscar una alternativa diferente. Todos sabemos que no lo debemos hacer, pero si podemos comprar un antibiótico y automedicarnos, lo hacemos igual. Lo usamos mal, nos sentimos mejor y suspendemos el tratamiento. Es ahí cuando no logramos matar a todos los microorganismos y aquellos que quedan se vuelven resistentes a lo que usamos. Acá en Uruguay usamos antibióticos casi como si fueran analgésicos. Tendríamos que encontrar nuevos antibióticos, pero también deberíamos cambiar un montón de otras cosas, como generar políticas sanitarias, porque si encontramos algo nuevo contra estas bacterias, en unos años es posible que nos pase lo mismo”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Foto: Web Radio Uruguay
Entrevista; Gustavo Villa