“El cannabis es un planta, que es mucha más que sus efectos psicotrópicos”, dijo el ingeniero agrónomo Eduardo Blasina. La reglamentación es una oportunidad para investigar usos medicinales, subrayó.
Señaló que en lugares en los que el uso está legalizado —algunos estados de Estados Unidos e Israel, entre otros— hay una carrera veloz por identificar resultados medicinales. “Producir medicamentos a partir de una producción agrícola podría ser la cadena de más agregado de valor”, apuntó Blasina.
Destacó, además, que al cannabis se le han dado históricamente usos textiles, alimenticios o como base de materiales de construcción. La prohibición, señaló, es una pauta contemporánea.
Blasina sostuvo que una planta no puede ser prohibida. “Que el Estado determine qué planta podemos tener o no, es una puerta que no debemos abrir”, dijo para advertir la restricción de derechos que, en su opinión, un marco de ese tipo genera.
Desde esa concepción, contó, es que lleva adelante el proyecto de crear un museo del cannabis. El objetivo es mostrar que “es mucho más que el porro” y que es una de las plantas que le ha dado más prestaciones a la humanidad, explicó.
Texto: Web RNU
Entrevista: Gustavo Villa.