Entrevista a Francisco “Francis” Mojica, padre de la técnica de edición genética CRISPR. Francisco “Francis” Mojica, microbiólogo y profesor titular del Departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante (España), fue pionero en la identificación y el estudio de las secuencias genéticas repetidas que, gracias a su trabajo durante 30 años, permitió el desarrollo de la técnica que reinventó la edición genética, a la cuál él mismo bautizó como CRISPR.
La historia de esta herramienta —capaz de “cortar y pegar” secuencias de ADN, repararlo o modificarlo— comenzó mientras Mojica terminaba su doctorado y realizaba posdoctorados en
las universidades de Utah (EEUU, 1993) y de Oxford (Reino Unido, 1995-96).
Fue entonces cuando la curiosidad lo llevó a analizar las bacterias halófilas que habitan las salinas de Santa Pola (Alicante), capaces de sobrevivir en ambientes con altísima concentración de sal.
“El grupo que me acogió trabajaba en ese momento con unos microorganismos que sorprendentemente son felices incluso en ambientes en los que no puede sobrevivir casi ningún ser vivo”, dijo Mojica en SobreCiencia.
Mojica observó que estos microorganismos tenían una secuencia genética que se repetía a intervalos regulares. Halló también que esta cualidad formaba parte de un mecanismo del sistema inmune de esas bacterias, con el añadido de que esa secuencia además se transmitía a la siguiente generación, actuando como una vacuna genética.
Sus resultados se publicaron en 1993 y desde ese momento Mojica se ha dedicado a entender estas secuencias. En 1995 propuso que esa estructura del genoma estaría vinculada a la replicación del genoma, y en 2001 sugirió el acrónimo CRISPR, del inglés Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats: CRISPR (en español: Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas).
“Inicialmente lo que destapó esta caja de herramienta fue el descubrimiento de que aquello era un sistema de inmunidad y, por lo tanto, que llamara la atención de la comunidad científica para que averiguara cómo funcionaba el sistema”, contó Mojica a SobreCiencia.
El científico en 2005 fue el primero en proponer que los sistemas CRISPR de células procariotas constituían elementos de un sofisticado sistema inmunitario, y sus hallazgos incentivaron a
que otros científicos en el mundo se sumaran al estudio de CRISPR.
En 2012, sobre la base de las observaciones de Mojica, ese año las investigadoras Emmanuelle Charpentier (Francia) y Jennifer Doudna (EEUU) anunciaron que habían logrado transformar CRISPR en lo que es hoy: una herramienta que abre la puerta a un sinfín de aplicaciones en el campo de la edición genética.
“Con CRISPR se puede hacer casi todo lo que uno quiere hacer con el ADN. Si quieres hacer transgénesis lo puedes hacer. Cuando uno produce una herida o una marca, lo que se hace es aumentar la probabilidad de que ocurra un cambio justo en ese lugar”, expresó Mojica.
El uso de CRISPR se popularizó en los laboratorios del mundo y comenzó a aplicarse desde la desde la medicina —para buscar la cura o tratamiento de enfermedades de origen genético— hasta en agronomía y veterinaria.
“De las muchas cosas que tiene la ciencia, es que abrimos puertas, y el ser humano tiene la capacidad de elegir, si tu no tienes esas alternativas pues te tienes que conformar con lo que tienes. CRISPR abrió muchas puertas proporcionando las herramientas que le están facilitando la vida a los investigadores, y eso es muy importante. Le hace mas barato y mas asequible llevar a cabo ciertos experimentos”, concluyó.