Las propuestas son del Grupo de Comprensión y Prevención de Conducta Suicida en el Uruguay. Entrevista a la doctora Alicia Canetti. El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República (Udelar) aprobó a fines de julio la financiación de dos proyectos presentados por el Grupo de Comprensión y Prevención de conducta suicida en el Uruguay, en el marco del llamado realizado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), para apoyar propuestas especializadas que ayuden a enfrentar la emergencia generada por la COVID 19, y sus impactos.
El Grupo de Comprensión y Prevención de conducta suicida en el Uruguay es un espacio interdisciplinario de la Udelar que viene trabajando desde hace una década en la comprensión y prevención del suicidio y la conducta suicida.
El equipo es multidisciplinario e intersectorial y está integrado por investigadores de las Facultades de Medicina, Ciencias Sociales, Psicología, Humanidades y Ciencias de la Educación, e Información y Comunicación de la Universidad de la República, junto a la Dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), y cuenta además con la colaboración de una amplia red de instituciones, como el Área Programática de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP), y la Dirección de Derechos Humanos de la Administración Nacional de Educación Pública (Anep), entre otros.
SobreCiencia conversó con la Dra. Alicia Canetti, docente e investigadora, ex responsable de la
Unidad de Salud Mental -Clínica Psiquiátrica, de la Facultad de Medicina, responsable del Centro Interdisciplinario de Infancia y Pobreza, e integrante del Grupo de Comprensión y Prevención de conducta suicida en el Uruguay.
Canetti explicó que el primero de los proyectos, denominado “Conducta suicida en tiempos de COVID-19. Aporte integral para la información y prevención”, tiene como objetivo reducir los factores de riesgo y favorecer la detección precoz de la conducta suicida, a través de la sensibilización de nuevos actores sociales, culturales y sanitarios, la creación y difusión de nuevos sistemas de prevención, y la capacitación de los denominados “gatekeepers”, personas pertenecientes a grupos de población organizada que puedan contar con información actualizada de la temática.
El proyecto, que debe aplicarse de aquí a fin a año, contará con actores como
ONGS de familiares, el equipo de salud mental de ASSE. la Red de psicólogos del litoral, los municipios, la participación en talleres de integrantes del Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA) y estudiantes del cuarto año de la Licenciatura de Educación Física de la UdelaR, que abarca los departamentos de Maldonado, Montevideo y Paysandú.
“La idea es trabajar en distintos ámbitos de la sociedad con recursos que nosotros llamamos gatekeepers, que van desde la propia población organizada hasta los recursos de salud y los educativos.
Son los grupos que tienen contacto con población vulnerable. Por ejemplo, estamos incorporando un trabajo con el INIA, ya que ellos tienen acceso a la población del área rural. También trabajamos con familiares, que llamamos “supervivientes” de conductas suicidas, son organizaciones que tienen mucha disponibilidad para trabajar,
Vamos a incorporar también a un actor clave, que es el sector de Educación Física de la Udelar, que trabajan en diferentes ámbitos y con personas de distintas instituciones que van desde la Infancia hasta la tercera edad.
Queremos reforzar los sectores con los que veníamos trabajando y alcanzar a otros sectores que consideramos claves, sectores de la sociedad que están en contacto con población vulnerable y tienen la capacidad de poder actuar como agentes de promoción y de prevención”, detalló.
Otro eje fundamental del proyecto es la creación de una guía de prevención de conducta suicida, que cuente con información actualizada que sirva de insumo para el trabajo de campo de los diferentes “gatekeepers”.
“Se ha insistido mucho en cómo se habla del tema suicidio. Existe por un lado la necesidad de hablar de suicidio, y por otro, ahora está la pandemia. Se sabe que la mala comunicación contribuye a reforzar las conductas suicidas. Entonces lo que nos interesa, es poner a disposición información actualizada y útil que pueda servir para actuar como agente de prevención”, apuntó.
“En el 2013 hicimos una guía dirigida a los sectores salud y educación, que recogía datos de ese momento y daba herramientas para trabajar en cada uno de esos sectores en la prevención de la conducta suicida. La idea es actualizar y ampliar esa herramienta y actualizarla en el marco de esta pandemia, en el durante y en la post- pandemia.
Esta sería la herramienta clave de esta propuesta, un material confiable que pueda llegar a todos esos sectores que mencionamos”, explicó.
El segundo proyecto aprobado, también para ser ejecutado de aquí a fin de año, se denomina “Viralizando la prevención. Análisis y capacidades de respuesta de la prevención del suicidio y la línea Vida en Covid 19”.
Canetti detalló que esta iniciativa está muy centrada en difundir herramientas concretas ya existentes en el país, como la línea Vida de ASSE, que a través del 0800 0767, brinda un servicio de atención que tiene el objetivo de contribuir a disminuir los intentos de autoeliminación y los suicidios a nivel país. El otro objetivo del proyecto, es la unificación de datos de distintos actores del Estado.
“Lo que este segundo proyecto pretende es ver en qué zonas del país se ha detectado el incremento de las llamadas a esa línea, el incremento en los intentos de suicidios, y en los suicidios. La idea es poder geolocalizar estos incrementos y poder trabajar a nivel regional en aquellas zonas del país en donde los datos nos muestren que han sido mas afectadas. Tener claro qué departamentos han tenido más problemas.
Es importante incrementar la difusión de la existencia de la línea Vida, para que la gente la y pueda hacer uso de ella cuando lo necesite.
Uno de los fuertes de nuestro grupo de trabajo es que ha ido tratando de centralizar datos que proceden de fuentes de información distinta, y que no están unificados en el país. Es más, tenemos una propuesta de caminar hacia una especie de observatorio de la conducta suicida, que permita hacer converger esas distintas fuentes.
Nosotros trabajamos con datos del Ministerio del Interior, datos de estadísticas vitales del Ministerio de Salud Pública, del Instituto Técnico Forense y algunos datos proporcionados por el Mides. Este esfuerzo de intentar vincular la linea Vida con algunas fuentes de información de ASSE sobre, por ejemplo, los intentos de autoeliminación en las emergencias, no estaba hecho”, comentó.
Alexandra Perrone
Foto: Verónica Caballero
*Esta entrevista salió publicada en la sección SobreCiencia de la revista Caras y Caretas el viernes 14 de agosto de 2020.
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