Se estima que para el 2030 las enfermedades infectocontagiosas volverán a ser la primera causa de muerte en el mundo. El Institut Pasteur de Montevideo renovó autoridades, y su nueva dirección quedó conformada por el doctor Carlos Battyány como director ejecutivo, el doctor Otto Pritsch como director académico, y la contadora Alicia Bentancor, como directora de Administración y Finanzas.
Para esta nueva etapa se apuesta a la profundización en la investigación de la salud humana a través de un acercamiento al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y a la retención y recaptación de talentos científicos nacionales.
Batthyány y Pristh detallaron en SobreCiencia los principales lineamientos planteados para el próximo período.
Batthyány explicó que los países del primer mundo ya están investigando y haciendo planes de contingencia para vislumbrar una solución al tema de la resistencia antimicrobiana.
“Para que tengan una idea, las muertes humanas por enfermedades infectocontagiosas a principios del siglo XX eran la primer causa de muerte en el mundo, porque no había antibióticos. Pero se estima que para el 2030 van a volver a ser la primer causa de muerte derrotando a las enfermedades cardiovasculares y al cáncer. Pero ahora no será porque no tengamos antibióticos sino porque las bacterias se hicieron resistentes”, dijo el investigador.
En el Hospital Maciel se están haciendo esa pregunta también y a partir de un análisis metagenómico en asociación con el instituto Pasteur se están analizando las aguas que entran y salen del centro, los focos de infección, para poder empezar a contestar algunas de las preguntas que dan origen a ese problema, que es dramático. Porque que en el siglo XXI el ser humano empiece a morirse de vuelta por enfermedades infectocontagiosas es un paso atrás enorme”- subrayó.
El científico agregó que otra gran preocupación de la dirección para este próximo período es el problema de la retención y la recaptación de los talentos uruguayos. Agregó que Uruguay es un país que genera un nivel de investigadores muy bueno, pero que no está siendo capaz de retenerlos, algo que considera se debe a que las empresas públicas y privadas todavía no han visto lo que les puede aportar contratar a un científico.
“Nosotros, modestísimamente lanzamos un programa que se llama ‘Programa de grupos jóvenes a cuatro años’, en el que se le da la oportunidad a un estudiante que terminó su doctorado e hizo su primer posdoctorado, de dirigir un laboratorio. Eso se hizo todo con fondos privados, una donación anónima que recibimos que nos permitió montar cuatro laboratorios y una asociación estratégica con el Banco de Seguros del Estado. El Banco de Seguros tiene su hospital y busca encontrar soluciones, por ejemplo, de enfermedades zoonóticas y de resistencia antimicrobiana. El año que viene van a estar empezando dos grupos a trabajar en estos temas, esperemos que alguno de ellos se instale allí para empezar a trabajar en investigación y hacer servicio para los pacientes”, anunció.
En este sentido, Tanto Batthyány como Pritsch hicieron referencia a la importancia de apoyarse en la ciencia para el crecimiento y desarrollo de un país, ya que así se obtienen mejores resultados y puede aplicarse la ciencia en los problemas cotidianos de la sociedad.
Para ejemplificar la importancia de este concepto ambos científicos destacaron que la asociación estratégica con el del Banco de Seguros del Estado abarca varias líneas de investigación. Los expertos subrayaron que este tipo de capacidad de asociación, y esa visión, es lo que está faltando en otras instituciones públicas y privadas de nuestro país. Remarcaron que las instituciones se podrían beneficiar enormemente con una asociación con científicos.
“Yo creo que Uruguay tiene que empezar a recorrer ese camino en cada una de sus instituciones, apoyarse en la ciencia”, dijo Batthyány.
Por su parte, Otto Pritsch anunció la creación de un Consejo creado por ASSE que vincula a diferentes instituciones para estudiar temas como investigación, enseñanza y extensión.
“Llamaron a la Universidad de la República, al Clemente Estable, al Instituto Pasteur y a una serie de instituciones. Y es un espacio de crecimiento que lo necesita la propia institución porque no tenemos un desarrollo de investigación científica potente dentro de ASSE. Se están pensando ideas muy interesantes y articulando actividades entre diferentes instituciones. Hay que pensar a la investigación científica como motor de la investigación nacional y tenemos que validar el sistema científico frente a la opinión pública”, remarcó Pritsch.
Respecto a la inversión en ciencia, Batthyány expresó que al Estado no sólo se le puede pedir más dinero, sino que hay además otras formas de apoyar al sector de ciencia y tecnología, como la creación de un marco regulatorio que facilite el desarrollo de empresas basadas en el conocimiento científico.
“Yo creo que se pueden juntar dos cosas, todos sabemos que llegar al deseado 1% en ciencia va a ser difícil, pero creo que se pueden hacer otras etapas intermedias que pueden ayudar muchísimo al sistema”, dijo.
Actualmente, el Institut Pasteur está formado por 280 personas; 240 científicos, entre investigadores y estudiantes, y 40 del sector administrativo, limpieza y mantenimiento.
“Estas 40 personas forman parte del gran brazo invisible, porque son los que hacen posible la vida cotidiana nuestra, la parte administrativa, de limpieza, de taller, de apoyo. Todos ellos hacen un trabajo que quizás es uno de los grandes diferenciales que tiene el Instituto. Por ejemplo, los cuatro nuevos laboratorios que inauguramos fueron cien por ciento hechos con mano de obra y recursos del Institut Pasteur. Decir eso me llena de orgullo. La gestión moderna del Instituto se debe a un montón de gente que le dedica la vida, que se pasan horas y horas trabajando para que todos nuestros sueños se hagan realidad, cumpliendo con todas las normas que el Uruguay tiene para la gestión de dineros públicos”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa