Se conmemoró el Día Mundial del Retrete, el acceso al saneamiento y al agua potable como un derecho humano. El pasado de 19 de noviembre se conmemoró el “Día Mundial del Retrete”, una iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas para concientizar sobre la importancia del acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento como derecho humano.
En este 2019, la consigna fue “No dejar a nadie atrás”. Se estima que actualmente 4.200 millones de personas viven sin servicios sanitarios gestionados de forma segura, causando más de 400 mil muertes por año. Casi 300 mil niños menores de cinco años mueren cada año de diarrea, debido a la falta de agua potable y saneamiento. La ONU señala además, que la pérdida de productividad por enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento cuesta a muchos países hasta el 5% del PIB.
Para hablar de lo que ocurre en Uruguay, SobreCiencia conversó con Julieta López, ingeniera civil especializada en hidráulica e ingeniería ambiental. López es secretaria ejecutiva de la Fundación Ricaldoni.
La experta contó que Montevideo fue la primera ciudad de Latinoamérica en contar con servicios de saneamiento tradicionales. Fue pionera en el sistema y Uruguay acompañó el desarrollo en una forma temprana. “Eso hizo que todos asumiéramos que saneamiento era igual a redes de alcantarillado, una solución que es adecuada en algunos lugares y no en otros”, comentó.
Agregó que en la zona urbana no se necesita lo mismo que en la zona suburbana, y dijo que hay que considerar las características del subsuelo. En Uruguay, si se consideran las opciones de saneamiento en su globalidad (no solo el alcantarillado) la cobertura es buena, aseguró López.
“Universalizar saneamiento no es construir redes de alcantarillado para todo el mundo”, enfatizó y explicó que en ese escenario se estarían construyendo sistemas que en algunos lugares no trabajan bien.
López agregó que una solución de saneamiento adecuada no implica solamente recolectar y transportar esas aguas, sino que también es fundamental pensar en su tratamiento y su disposición final.
“Uno de los objetivos es proteger la salud de la población a través de alejar las aguas del contacto de las personas, y por el otro, está el de proteger el ambiente receptor. Para eso, una disposición final adecuada que puede incluir distintas alternativas de tratamiento o de formas de disponer, es fundamental”, detalló.
López dijo que existen otras soluciones para un saneamiento adecuado, como los sistemas individuales, que se resuelven en el mismo padrón de la casa, y los sistemas de infiltración.
“Hoy ya se está empezando a pensar que puede haber algunas condiciones de densidad de población y de características del subsuelo, que podrían admitir soluciones de infiltración”.
Agregó que otra otra práctica usual en Uruguay es separar las aguas, en lo que se llama aguas negras y aguas grises. Estas últimas son por ejemplo las que vienen de la cocina, de la pileta o de la ducha. Esas aguas grises, se pueden racionalizar.
“Ese es otro de los caminos que se está buscando terminar de definir para poder adecuar la reglamentación y los planes nacionales de saneamiento, contemplando estas alternativas. Se está trabajando en esa línea”, concluyó.
Texto: SobreCiencia/Web Radio Uruguay
Foto: Fundación Ricaldoni
Entrevista: Gustavo Villa