La Dra. Karina Antúnez, recibe este jueves el Premio Nacional L’Oreal-Unesco por las Mujeres en la Ciencia. Las abejas, al igual que muchos otros polinizadores, cumplen una función esencial en el ecosistema, y a su vez, son un indicador de lo que está pasando en el medio ambiente. En nuestro país, continúa la tendencia de la pérdida de colmenas, que es de entre el 20 y el 30% por año.
La doctora Karina Antúnez, investigadora del Departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), dijo a SobreCiencia que se ha llegado a un consenso internacional que indica que las abejas mueren por tres causas: diferentes plagas y patógenos, desnutrición a causa de los monocultivos y la poca diversidad de polen y el uso de pesticidas.
“Los pesticidas pueden causar la muerte de las abejas y hay otros que si bien no causan la muerte directa de las abejas, pueden tener efectos acumulativos, como afectar su sistema inmune, afectando la capacidad de defenderse frente a patógenos. Tenemos como una sinergia entre diferentes factores que debilitan a las abejas”, dijo.
Antúnez recordó lo ocurrido en el departamento de Salto el pasado mes de agosto, dónde los apicultores perdieron cientos de miles de abejas por el uso de fipronil, un pesticida prohibido desde el año 2009. “Cuando el problema surgió en Salto, se dijo que era clorpirifos, un producto que se había utilizado una vez por semana, cuando no está permitido su uso en época de floración. Pero después cuando se analizaron las muestras se descubrió que era fipronil, no se supo quién fue el responsable”, agregó.
La científica anunció que el próximo año comenzarán a trabajar en un proyecto para estudiar cómo afectan los diferentes pesticidas la salud de las abejas. El proyecto incluye el estudio de los efectos del glifosato, que es el más utilizado ahora, así como también otros compuestos que han sido recientemente aprobados, como el sulfoxaflor y el glufosinato, de los que no existe aún información sobre el daño que le pueden generar a la abejas.
“Nosotros queremos saber qué pasa con su sistema inmune y cómo esto afecta la susceptibilidad a patógenos. Vamos a generar información que va a ser muy útil y vamos a elevar los resultados que tengamos al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Hay una sección de apicultura que forma parte de la Dirección de Laboratorios Veterinarios (Dilave), y ellos pertenecen al ministerio y forman parte de este proyecto. Nuestro proyecto va a estudiar cómo el glifosato afecta el sistema inmune de la abeja y su microbiota. Las abejas tienen una comunidad microbiana intestinal que está vinculada con su salud, con funciones nutricionales y funciones de defensa. Nosotros creemos que el glifosato altera esta comunidad y es así que debilita a la abeja”, detalló Antúnez.
Líneas de investigación
Un aspecto muy positivo a destacar es que en nuestro país los diferentes actores vinculados a la apicultura, ya sea de diferentes Facultades y diversos institutos como el INIA, trabajan en colaboración, al igual que con muchos de los apicultores.
“Nosotros tenemos la suerte de estar conectados con el sector apícola, ya sea a través de la Sociedad Apícola del Uruguay, de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, de los exportadores, tenemos contacto fluido con ellos, entonces tratamos de acercar lo que obtenemos en el laboratorio a ellos y que el conocimiento llegue a los productores. Es parte esencial de la vida de un científico, poder trasladar el conocimiento generado a la población y en este caso a los productores”, expresó.
Antúnez explicó que en el Laboratorio de Microbiología del IIBCE se trabaja actualmente en varias líneas de investigación que abarcan un suplemento nutricional que ayuda a que las abejas se desarrollen mejor; y el uso de probióticos a partir de las abejas melíferas, que aplican directamente en colmenas.
Respecto al suplemento nutricional, el equipo de científicos ha encontrado que administrando polen diverso (en el que las abejas obtienen diversidad de aminoácidos que requieren para su desarrollo) las colmenas son más fuertes y con menos patógenos.
En cuanto a los probióticos, la experta explicó que al aplicarlos directamente en las colmenas, comprobaron que disminuyeron las infecciones generadas por un determinado ácaro y un hongo que afecta a las abejas.
“Hay varios estudiantes de doctorado y maestría, y cada uno tiene su línea de investigación. Belén Braquichela es quien está trabajando con el estudio de la nutrición, Daniela Arredondo está haciendo su doctorado con el desarrollo de probióticos para mejorar la salud de las abejas. Loreley Castelli va a comenzar su doctorado el año que viene en el tema de cómo afectan los pesticidas la salud de las abejas. Y a su vez, tenemos estudiantes de grado que están trabajando con ellos”, detalló.
Algo muy importante que sucedió este año es que se generó la Sociedad Latinoamericana de Investigación en Abejas (Solatina), una organización que nuclea a profesionales latinoamericanos que estudian a las abejas y su problemática.
“Uno de los proyectos más grandes que tenemos y que ya empezamos es cuantificar las pérdidas de colmenas en todos los países de forma simultánea. Actualmente esta encuesta se está realizando en diez países. En toda la región se presentan los mismos problemas, aunque según la zona, en ciertos lugares es mayor una problemática que otra. Tenemos muchas ideas de empezar a trabajar en proyectos coordinados, para conocer un poco más la situación en Latinoamérica, porque en Latinoamérica, comparado con Europa y EE.UU, se sabe muy poco”, puntualizó.
Las mujeres en la ciencia y su poder de cambiar el mundo
Este jueves 23 de noviembre, L’Oréal Uruguay, Unesco, el Ministerio de Educación y Cultura y la Agencia Nacional de Investigación e innovación (ANII); entregarán el Premio Nacional L’Oreal-Unesco por las Mujeres en la Ciencia, en reconocimiento al trabajo de investigación científica que realiza Karina Antúnez.
Antúnez participó en esta edición del premio L´Oréal – Unesco con el proyecto titulado: “Avances en la investigación de la despoblación de colmenas de abejas melíferas en Uruguay: una mirada a los pesticidas”.
Respecto a este galardón, Antúnez dijo que era un honor integrar la lista de mujeres científicas que recibieron este premio.
“Es un gran honor, hace diez años que L´Oréal está entregando este premio, es un gran reconocimiento y me siento honrada de formar parte de esta lista de estas diez mujeres. Y además, es el segundo año consecutivo que cae en el Clemente Estable, eso habla muy bien de nuestro Instituto, porque el año pasado lo ganó Susana González, quien hoy es la presidenta del Instituto, es realmente un honor. El año que viene se cumplen veinte años que ingresé a la Facultad de Ciencias, en el último año de mi carrera me acerqué al Departamento de Microbiología del IIBCE para hacer mi pasantía de grado, allí es que comencé a trabajar con abejas, y luego seguí en la misma temática para la maestría, el doctorado y postdoctorado. Es que lo interesante de la ciencia es que cuando uno hace un proyecto y lo termina, siempre quedan más preguntas que respuestas. Si uno logra alcanzar sus objetivos, aparecen interrogantes como: ¿por qué pasó esto?, ¿cuál puede ser la explicación y cómo seguimos adelante? Son como puertas que se van abriendo todos los días y es un camino muy interesante a seguir”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Foto: Web Radio Uruguay
Entrevista: Gustavo Villa