Carlos Belmonte, neurocientífico español, (experto en dolor) manifestó su preocupación por algunos avances que ponen en primer plano a la bioética.
El científico, destacado en el área la divulgación, visitó Uruguay en el marco de la Semana del Conocimiento del Cerebro, de la que participó brindando dos disertaciones.
“En ciencia, el progreso se hace cuando se descubren nuevas metodologías que nos permiten ver más lejos”, dijo en De Ocho a Diez y agregó: “los neurocientíficos ponemos los datos y la gente dice `eso sí o esto no´ (…) Estamos empezando a leer lo que piensa una persona”. (También) lo estamos colocando en una realidad que no sabe que es virtual. Asusta un poquito”, remató.
A su vez expresó que intentar explicarle a la sociedad que lo que hacen los científicos tiene una utilidad más o menos remota. “Si se explica con un poquito de imaginación, la gente puede llegar a entenderlo”, dijo.
Belmonte se manifestó conforme con la friolera que destina la Unión Europea (UE) en materia de salud. “La mitad del dinero de la Unión Europea (está) dedicado a la salud. El 50% va para el cuidado y las consecuencias laborales y económicas que tienen las enfermedades del sistema nervioso”, aseguró.
Uno de los proyectos que se aboca a apoyar la UE es el de trazar los circuitos cerebrales para ver cómo funciona el cerebro y reproducirlo con ordenadores. La tarea es “tratar de construir un ordenador antropomórfico que reproduzca la manera de funcionar el cerebro humano”, según Belmonte.
Otro de los debates de la bioética se está dando por estos días con un nuevo método que, según Belmonte, es efectivo pero peligroso: la estimulación cerebral. Según dijo, es un nuevo método que se utiliza en patologías específicas como trastornos compulsivos, Parkinson o depresiones graves, mediante estimulación cerebral, colocando electrodos en el cerebro. El problema, opinó, es que “no se sabe hasta cuándo se puede hacer. Es una manipulación”.
Por otra parte, como especialista en dolor, lo definió de esta manera: “el dolor es una señal de aviso y hay que eliminarlo. Nos cortan un brazo, y encima que nos hemos quedado sin brazo, nos duele. La naturaleza no es sabia, es totalmente ciega e indiferente a nuestros padecimientos”, dijo.
Por último expresó en relación a los transgénicos: “soy un defensor de los transgénicos bien controlados porque creo que pueden resolver grandes problemas de la humanidad, pero creo que deben estar bien controlados”.
Texto: Web RNU.
Entrevista: Gustavo Villa.