Cerca de 100 científicos se vienen capacitando en Geociencias. Geociencias es la más nueva de las seis áreas del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, (Pedeciba), y desde el año 2009 viene formando científicos y desarrollando diversas líneas de investigación en temas vinculados a las ciencias de la atmósfera, geografía, geología, oceanografía, limnología, paleontología y química. Las geociencias abarcan temas fundamentales que van desde la variabilidad climática de Uruguay, incluyendo la predicción de eventos meteorológicos extremos, el estudio de las corrientes marinas, la expansión de cultivos y sus principales impactos, la caracterización de acuíferos de nuestro país y el análisis de fósiles, hasta los elementos presentes en el ambiente que impactan en la salud, como el exceso de plomo y mercurio en aire, o el arsénico y el flúor en el agua.
La coordinadora del área, la doctora Natalia Venturini, explicó a Caras y Caretas que Geociencias es un área multidisciplinaria, ya que nuclea investigadores de distintos centros universitarios, como la Facultad de Ciencias, de Agronomía y de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar), el Centro Universitario Regional del Este (CURE) y el Centro Universitario Regional del Norte (Cenur).
“Las Geociencias son el conjunto de disciplinas que estudian los procesos bio-fisico-quimicos relevantes al funcionamiento del sistema tierra, ya sea el medio sólido, líquido, gaseoso y en todas sus escalas espacio temporales. La idea con la creación del área fue intentar conectar disciplinas que estaban aisladas o coconectadas e interactuar entre docentes y estudiantes con diferentes líneas de investigación, una forma de hacer ciencia en forma multidisciplinaria. El área fue creada en 2009, y empezamos a funcionar con la maestría en geociencias a partir de 2010, y en 2014, surgió el doctorado. Actualmente tenemos 16 doctorandos, hay algunos en vías de egresar. Hemos tenido pasantes de iniciación a la investigación en 2018, y actualmente tenemos 34 egresados de la maestría y 50 estudiantes que están cursando sus estudios. Nosotros somos al rededor de 50 investigadores activos y un núcleo de cerca de 20 investigadores asociados que son uruguayos residentes en el exterior o extranjeros de otras instituciones. Cuando surgió el área se apostó mucho a esa interrelación para impulsar el desarrollo, así como a la generación de conocimientos, potenciando las colaboraciones científicas”, relató.
Venturini señaló la importancia de la asignación de recursos para la investigación y remarcó que esta es una preocupación de todo Pedeciba. La científica agregó que se siente la falta de absorción de los recursos humanos en ciencia, no solo en la Academia, sino en empresas u organismos del Estado.
“La formación en ciencias es un proceso que lleva su tiempo, y si vos cortás ese proceso, lleva después mucho tiempo retomarlo, actualizarlo, y tener prontas esas capacidades cuando lo necesita el país. Se necesita más inversión para retener esos recursos.
La importancia de la formación en ciencia y tecnología quedó demostrada en nuestro país con la llegada de la pandemia”, puntualizó.
La experta dijo que en Uruguay es alta la demanda de geocientíficos, porque las geociencias tienen la capacidad de enfrentar problemas que se presentan en el país, y contribuir para resolverlos. Puso como ejemplo la evaluación de la calidad de los recursos acuáticos, las capacidades para predecir las consecuencias de eventos como sequía e inundaciones, y señaló además el trabajo que se viene realizando con la prospección petrolera en el norte del país, que contribuye a saber si es rentable o no la explotación de recursos minerales.
La experta señaló que son varias las investigaciones que estan bajo el ‘paraguas’ del concepto de geociencias, que a la vez son multi e interdisciplinarias y remarcó que justamente la diversidad del área es también su fortaleza.
“Las geociencias nos permiten entender cómo funciona nuestro planeta, que es un sistema dinámico y muy complejo, y nos permite descifrar el pasado, ver cómo ha evolucionado desde su formación a lo largo del tiempo, cómo se encuentra hoy, y también permite predecir cómo se comportará en el futuro. Desde sus distintas disciplinas, desde sus distintas ópticas, las geociencias contribuyen a entender esto, y a la solución de problemas concretos, ambientales, de salud, económicos, que afectan el día a día de las personas”, agregó.
Venturini contó que a pesar de tener que adecuarse a la virtualidad, en el 2020 pudieron cumplir con la demanda de cursos, se continuó haciendo investigación e incluso, cumpliendo con todos los protocolos sanitarios, se realizaron salidas de campo.
“Desde geociencias siempre intentamos trabajar con estudiantes de primaria y secundaria y con docentes, como forma de acercar todos los temas a distintos niveles educativos. Esta es una tendencia que se está teniendo desde Pedeciba, no solamente como difusión, sino para despertar vocaciones científicas”, expresó.
El rol fundamental de Pedeciba
El Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas fue creado en 1986 por un convenio entre el Poder Ejecutivo, representado por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Universidad de la República (Udelar) con el apoyo de la Unesco. El objetivo principal era crear un sistema de posgrados en investigación en Uruguay. Debido al éxito del proyecto, en 1995 se estableció por ley al Pedeciba como un programa permanente, que se afianzó en el año 2008.
Hoy en día el Pedeciba trasciende la formación de posgrados, ya que apoya la investigación de la ciencia, la formación de jóvenes científicos, y cumple un rol fundamental de asesoramiento y complementación de las carreras científicas, contribuyendo además a fomentar el vínculo entre la ciencia y la sociedad.
El programa es hoy una red de cerca de novecientos estudiantes, y de más de mil investigadores de diferentes universidades y centros de investigación, tanto públicos como privados, cubriendo así todo el territorio nacional.
El aumento del presupuesto que desde Pedeciba se pidió al Poder Ejecutivo, se basó en profundizar el apoyo al posgrado, el vínculo con las demás instituciones del Estado, principalmente el MEC y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la promoción de la carrera de investigador y de jóvenes investigadores para contribuir a evitar la denominada fuga de cerebros.
El director de Pedeciba, doctor David González, dijo a Caras y Caretas que ese aumento no fue otorgado y que el programa cuenta con 68 millones de pesos, el mismo presupuesto con el que contaron en 2019 y 2020, y aclaró que sí se logró que no se aplicara la reducción del 15% sobre esa cifra.
En su intervención en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Representantes a fines del año pasado, González cerró su alocución remarcando la importancia de darle a la ciencia los recursos necesarios.
“A veces, la inversión en investigación tarda muchísimo en dar resultados, pero ese es más o menos el tiempo que separa una pandemia de otra. Es por ello que hay que empezar a prepararse con tiempo para los desafíos que puedan venir”, expresó a los representantes.
Natalia Venturini es integrante del Laboratorio de Biogeoquímica Marina (LABIM), Oceanografía y Ecología Marina, del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales (IECA), Facultad de Ciencias, Udelar.
Ocanógrafa y bióloga, trabajó durante muchos años en temas de contaminación marina, y en estudios de impactos en la costa de Montevideo vinculadas a las actividades antrópicas en la bahía, la red de saneamiento, y el Emisario Subacuático Punta Carretas.
Últimamente su linea de investigación es la oceanografía antártica, donde estudia la zona costero marina cercana a la Base Artigas, y los efectos del derretimiento del glaciar Collins en el ecosistema marino.
“La Antártida es un laboratorio natural, y esa zona en particular, al tener el glaciar Collins al lado, un glaciar que si bien presenta retracción no es tan grande como otros glaciares de la Isla Rey Jorge, nos ha permitido ver que hay diferencias en los aportes del material terrestre en el ecosistema marino, unas diferencias que cambian de año a año, según como sea el clima, si es más frio y hay menos derretimiento, o si es más cálido y hay más.
Los resultados de nuestra investigación, que salió hace un mes en la revista Polar Science, son prometedores, porque nosotros no somos científicos con larga trayectoria antártica, si no que recién estamos formándonos en esto.
En esta investigación encontramos que hay mayor o menor aporte desde el glaciar y desde tierra, y que hay una influencia de las condiciones climáticas y meteorológicas, inclusive a mayor escala, como pueden ser el fenómeno del niño u otros fenómenos
meteoorológicos y oceanográficos.
En una próxima etapa queremos monitorear esa descarga, que es una cañada que pasa al lado de la Base Artigas y que descarga todo este material terrestre hacia el ambiente marino, que varía de año a año, y en cada época del año. Queremos ver qué pasa con ese aporte de agua dulce, qué efectos tienen esos sedimentos, ese material cuando se deposita en el fondo marino, donde también hay organismos, qué efecto tiene en la
productividad de las aguas costeras”, detalló.
Venturini participó a comienzos del 2020 en un crucero oceanográfico multinacional, abordo del buque antártico Polar Carrasco de la Marina de Guerra del Perú. La expedición fue liderada por un grupo de investigadores del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico
de Perú (Ingemmet), y participaron científicos de es país, de Chile, Colombia, España, Bélgica y Uruguay.
La científica participó de la investigación denominada ‘Evolución del volcanismo submarino en el Estrecho de Bransfield: relación de las emanaciones hidrotermales con la biodiversidad y el cambio climático’.
“Estuvimos trabajando en la isla Rey Jorge, llegamos al continente, a la Bahía Esperanza, y al estrecho de Bransfield, donde se está registrando actividad sísmica que tiene origen submarino. Fue un trabajo multidisciplinario, porque había geologos, biólogos, oceanógrafos”, concluyó.
Alexandra Perrone
Foto: X Jornada PEDECIBA Geociencias 2019.
*Esta nota salió en la sección SobreCiencia de la Revista Caras y Caretas del viernes 15 de enero de 2021.