La buena formación en ciencia de Uruguay

Una científica uruguaya en la Iniciativa Alemana COVID-19.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               La situación de pandemia que vive el mundo por el nuevo coronavirus ha unido a la comunidad científica tras el objetivo de encontrar una vacuna y optimizar el tratamiento médico a los pacientes que cursan la enfermedad. También ha dejado en evidencia la necesidad de destinar recursos económicos a la investigación en ciencias, así como la importancia de la formación de recursos humanos capaces de abordar este desafío. En este sentido, es común saber que muchos científicos uruguayos se destacan en diferentes partes del mundo, aplicando los conocimientos adquiridos en Uruguay.

Uno de esos casos es el de Melanie Nuesch, licenciada en Biología Humana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar), que trabajó en el Laboratorio de Neurociencia Computacional del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y realizó su tesis de grado en la Unidad de Bioinformática del Institut Pasteur de Montevideo, donde comenzó a trabajar en epigenética y en la enfermedad de Alzheimer. Desde allí le surgió la oportunidad de hacer una maestría en el exterior, y obtuvo una beca en el programa de la Escuela Internacional de Investigación Max Planck, lo que la llevó a vivir en Alemania.

En su carrera trabajó en varias disciplinas dentro de la ciencia, abarcadas por lo que se denomina biomedicina molecular, la investigación de enfermedades del ser humano. Hoy, Melanie está cursando su doctorado en el Departamento de Inmunoregulación y Genómica del Instituto LIMES (Ciencias de la Vida y Médicas) de la Universidad de Bonn (Alemania), y en la plataforma de secuenciado y bioinformática del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE).

Ambos laboratorios, bajo la coordinación del doctor Joachim Schultze, están participando de la Iniciativa Alemana COVID-19, que se creó con el objetivo de comprender, a través de la genómica funcional, cómo evoluciona el virus con el tiempo, cuál es la interacción huésped-patógeno, cuáles son los factores que contribuyen a la gravedad de la enfermedad y por qué el sistema inmunológico falla en algunos pacientes.

La científica contó a Caras y Caretas que su trabajo en esta investigación consiste en analizar datos de muestras de pacientes que cursan varias enfermedades, entre ellas COVID-19.
Cuando se habla de inmunidad y COVID 19, el concepto se suele asociar a la inmunidad que podrían generar las personas que ya cursaron la enfermedad respecto a una segunda exposición al virus, pero nosotros investigamos la respuesta inmune, o sea, qué ocurre cuando el virus entra en nuestro cuerpo y lo infecta. Queremos saber qué mecanismos del sistema inmune se activan, qué células, moléculas y procesos empiezan a funcionar para tratar de combatir al virus.
Para eso, tomamos muestras de sangre a pacientes que cursan diferentes enfermedades, entre ellas, COVID-19. Dentro de ese grupo, hay pacientes asintomáticos, con síntomas leves y con síntomas graves. Inclusive, hay muestras de pacientes que luego fallecieron. La idea es comparar entre esos grupos y entender cómo está respondiendo el sistema inmune en cada caso.
Y vemos dos cosas, que también han visto otros investigadores en el mundo: hay pacientes que responden de forma deficiente, incluso aquellos que no son inmunodeprimidos, y otros cuyo sistema inmune responde frente al coronavirus de forma abrupta, lo que se conoce como ‘tormenta de citoquinas’, que causa mucho daño a las células y a diferentes órganos.
Poniendo un ejemplo, es como si para matar a una mosca, en vez de usar un matamoscas, usáramos una bazuca. Con la respuesta inmune pasa eso: si se descontrola, también genera problemas a los pacientes.

En este momento, estoy procesando cerca de 3.300 muestras de varios países, de pacientes con varias enfermedades, entre ellas  COVID-19. Estas comparaciones permitirán ver claramente la diferencia entre las reacciones del sistema inmune de los pacientes con el nuevo coronavirus. Está previsto que en los próximos días estén los primeros resultados”, detalló.

Melanie contó que, si bien en su laboratorio no se especializan en hacer medicamentos o vacunas, al poder determinar los procesos biológicos que ocurren en cada caso podrán sugerir los componentes a utilizar en futuros medicamentos con el fin de lograr las reacciones que necesita el sistema inmune para funcionar correctamente.

Hay un trabajo multidisciplinario con químicos farmacéuticos, ingenieros químicos y científicos especializados en medicamentos para poder entender cómo transformar la información que obtenemos en una medicación específica”, aseguró.

Aplicar lo aprendido

Melanie destacó lo importante que fue su formación en Uruguay, sobre todo porque su interés científico abarcaba varias disciplinas como la neurociencia, la física y la computación.

“Luego de culminar la licenciatura en Biología Humana de la Facultad de Ciencias, cursé un año de la licenciatura en física, y aunque no terminé la carrera, aprendí muchísimo con Rodrigo García, físico de la Facultad, que me enseñó a programar por primera vez. Él fue el primero que me dijo ‘vos podés’. Luego trabajé en el grupo de Ángel Caputi, en el IIBCE, y él me enseñó bastante de modelos matemáticos, programación y análisis de datos. Y en el Pasteur hice una pasantía en la Unidad de Bioinformática, aprendiendo varias técnicas con Lucía Spangenberg, Sebastián Valenzuela, Víctor Raggio y Luis Barbeito. Desde el Pasteur tuve acceso a varios cursos en el exterior”, detalló.

La científica se postuló al Max Planck IMPRS Neuroscience, un programa prestigioso que integra una red internacional de institutos de investigación científica fundada en Göttingen (Alemania), que selecciona a veinte personas por año entre más de 500 postulantes de diferentes partes del mundo.

Me fue muy bien en este programa de maestría y eso fue por mi formación. Tenía compañeros de universidades muy prestigiosas que se sorprendían por la base de conocimiento que tenía. Mi programa de neurociencias de la Facultad de Ciencias fue muy bueno. Ahora, la Udelar está en la lista de instituciones representadas en este programa”, destacó.

El doctorado que cursa actualmente, aunque por ahora se esté dedicando a estudiar el sistema inmune frente al SARS COV 2, está vinculado al proyecto de la Unión Europea denominado “InmunoSep”, un consorcio multinacional de 14 socios en el campo de la medicina de precisión.

El objetivo del programa en los próximos cuatro años es el análisis de muestras de pacientes con diferentes enfermedades inmunológicas, principalmente para el estudio de la sepsis, una afección potencialmente mortal causada por la respuesta del cuerpo a una infección bacteriana, fúngica o viral.

Si bien se fue a Alemania hace tres años y está iniciando su doctorado, Melanie no perdió contacto con nuestro país.

“Siempre me gustó hacer divulgación; lo hice durante la carrera y lo sigo haciendo ahora a distancia. La semana pasada, di una charla en el Liceo Nº1 de Colonia del Sacramento, y la semana que viene doy otra charla en otro liceo público de Montevideo. Es importante difundir lo que hace el científico para que los jóvenes se pregunten y vean que la ciencia es una opción a seguir”, señaló.

Con respecto a la posibilidad de volver al Uruguay luego del doctorado, Melanie dijo que no lo tiene descartado, pero subrayó que donde viva deben existir oportunidades laborales. “Dependería de si conseguimos trabajo o no. Me gustaría dar clase en la Facultad, me encanta el Institut Pasteur o el hecho tener un laboratorio, pero depende de las oportunidades que puedan aparecer”, concluyó.

Alexandra Perrone