La buena alimentación del ganado es clave para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, dijo en SobreCencia la investigadora del Programa de Producción y Sustentabilidad Ambiental del INIA La Estanzuela Verónica Ciganda.
A partir del Acuerdo de París las naciones firmantes van asumiendo el compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. El caso de Uruguay, similar al de otros países ganaderos, reconoce algunas particularidades, fundamentalmente en cuanto al tipo de emisiones que produce.
La principal fuente de emisión no es la industria ni el transporte sino la actividad ganadera. En ella se genera metano y óxido nitroso.
Hace tiempo que algunos países europeos estudian la aplicación de tasas o impuestos para desalentar el consumo de carnes rojas, asegurando que de esta manera disminuirá el número de cabezas de ganado.
Para los países exportadores, además, es preocupante que en un futuro cercano comiencen a aplicarse trabas aduaneras o paraarancelarias vinculadas al mismo fenómeno en nuestros principales mercados.
Ante este panorama, y siguiendo esta línea, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), viene trabajando en la medición y mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero vinculados con la producción agropecuaria de nuestro país.
Ciganda dijo que la utilización de nuestras pasturas nativas genera una calidad alimenticia muy buena para el ganado y, a su vez, una disminución en las emisiones de gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O).
Preocupación mundial
Vaca con sistema para mitigar emisión de metanoPoner énfasis en mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero es una preocupación mundial y fundamental, ya que el calentamiento global y el efecto invernadero son consecuencias de los mismos.
En los países desarrollados el principal sector que emite estos gases es el industrial, pero en el caso de nuestro país, es el sistema agropecuario.
“No somos un país importante en la emisión del óxido de carbono pero sí somos un país emisor de metano y óxido nitroso que provienen directa e indirectamente del ganado. Son gases a los que hay que prestar atención en cuanto a tratar de mitigar su emisión o a reducir su intensidad. El desafío de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociados a la ganadería va de la mano de una producción más eficiente, donde la alimentación es clave”, explicó Ciganda.
La científica dijo que apuntar a la investigación para saber cuánto estamos emitiendo es fundamental; primero para conocer nuestra realidad y segundo porque nuestro país está obligado a realizar reportes internacionales. Estos compromisos surgieron del acuerdo de París (COP 21), que se realizó a fines del año pasado, donde se acordó lograr para el 2050 la neutralidad de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Producción y medición
Ciganda detalló a SobreCiencia cómo se producen estos gases y que métodos se utilizan para medirlos: “El gas metano es parte del proceso natural de la fisiología de los rumiantes, como consecuencia de la rumia, parte de la energía que consume el animal se pierde como metano. Es muy importante la dieta; por ejemplo, si la pastura que consume es una pastura de baja calidad, la misma va a estar más tiempo en el animal, o sea, va a tener un pasaje más lento por el tracto intestinal. Esto favorece a una mayor cantidad de bacterias que generan metano en el rumen, y que luego el animal lo exhala o eructa”, explica.
Por su parte, el óxido nitroso es un gas que tiene nitrógeno en su composición. “El animal consume pasturas con determinado contenido de proteínas, por lo tanto, el nitrógeno que el animal no utiliza para su cuerpo, para su crecimiento, lo elimina en la orina. Es a través de la orina que el nitrógeno vuelve al suelo y, dependiendo de las propiedades del mismo y de las condiciones climáticas, se trasforma en óxido nitroso y se va para la atmósfera”, dijo Ciganda. Y agregó: “También el óxido nitroso se produce por el nitrógeno que llega al suelo a través de los fertilizantes nitrogenados, pero no es un factor de emisión demasiado importante en nuestro país”.
En cuanto a qué métodos se utilizan para medir la emisión de estos gases, Ciganda contó a SobreCiencia que la forma más tradicional en el caso del gas metano es utilizando el trazador hexafluoruro de azufre (SF6): “Le damos al animal una capsula de hexafluoruro de azufre; que tiene una taza de liberación similar al metano. Luego colocamos unos tubos cerca de las narinas, y allí medimos la concentración de ambos gases”.
En lo que respecta al óxido nitroso, la científica explicó que se realiza una medición comparando dietas con altos y bajos niveles de proteínas: “Se deja pastar al animal, se colecta luego la orina, se mide el nitrógeno de la misma y se aplica la orina en cámaras estáticas de flujo cerrado que están insertas en el suelo. Luego se mide la emisión del gas por cierto periodo de tiempo y según cuánto nitrógeno aplicamos en la dieta del animal, podemos saber cuánto se nos está yendo como N2O”.
Estas mediciones se están realizando en vacas de cría adulta, ya que por el momento existe la prioridad de medir las emisiones de gases en los vacunos, debido a la cantidad que hay en nuestro país. Sin embargo, la experta agregó que sería interesante investigar las emisiones en los ovinos.
“Creo que nos faltan más mediciones; si bien podemos decir que darle a los animales pasturas de mayor calidad dan emisiones menores de estos gases, para que estos datos sean aceptados internacionalmente deben estar publicados en una revista científica arbitrada. Estamos transitando ese proceso, está previsto que estén publicados a la brevedad”, concluyó Ciganda.
Alexandra Perrone.
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