Fondo Vaz Ferreira busca métodos para la detección de sulfuro de hidrógeno en sistemas bioquímicos. Ernesto Cuevasanta trabaja en el Laboratorio de Enzimología del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias (Udelar) y explicó a SobreCiencia que el sulfuro de hidrógeno (H2S) es una molécula que se conoce hace mucho tiempo y se puede encontrar en el ambiente, ya que llega al mismo a partir de erupciones volcánicas. Esta molécula se encuentra también en sistemas de alcantarillado o en sistemas industriales. Este compuesto acompañó a la evolución de los seres vivos y hay ciertas bacterias que los pueden utilizar para obtener energía.
“Cuando las concentraciones de sulfuro son altas se pueden producir accidentes, que se han visto en estos sistemas de alcantarillado, industriales, donde el sulfuro puede desarrollar para humanos problemas que van desde irritación de las vías respiratorias a la depresión de consciencia e incluso a la muerte. Pero cuando se suministran concentraciones bajas tiene ciertos potenciales benéficos que nos da una pista de que este compuesto podría estar funcionando como un señalizador endógeno”, explicó.
“Con respecto a los mamíferos, hace siglos que se conoce que es un compuesto altamente tóxico, pero recientemente se descubrió que se forma los tejidos, y a su vez también se observó que cuando se administran dosis bajas en modelos de animales, se pueden ver ciertos efectos fisiológicos que tienen beneficios potenciales para la salud”, explicó.
Estos beneficios para la salud humana están vinculados al sistema cardiovascular y al sistema nervioso y frente a estos descubrimientos es fundamental la generación de métodos y herramientas para detectar su presencia y su cuantificación. El científico agregó que estas observaciones han despertado gran interés a nivel farmacológico y en las últimas décadas, hubo centenas de publicaciones científicas al respecto.
“Por ahora lo que se reportó desde que se descubrió, es que es capaz de actuar como relajante en las arterias, en vasos, con un cierto potencial farmacológico, se ha visto que puede ejercer cierta protección en modelos de infarto, todo esto a nivel del sistema cardiovascular. También se puede encontrar en literatura que es capaz de modular receptores en neuronas relacionadas a la sensibilidad frente al dolor y a la memoria. También a nivel del sistema inmune, es capaz de inhibir la adherencia de los glóbulos blancos a las paredes de vasos”.
“Ese es el objetivo en este proyecto, porque si bien se ha observado toda esta variedad de efectos, si bien hay pistas de que reacciona con centros metálicos y que puede reaccionar con ciertas estructuras en las moléculas, formas oxidadas de tioles, en realidad el mecanismo por el que actúa es desconocido. Y para destrancar estos proyectos necesitamos métodos que sean sensibles, rápidos y en lo posible económicos para seguir avanzando”, detalló.
Cuevasanta agregó que esta va a ser una herramienta importante para poder develar el misterio de cuál es el mecanismo por el cual está actuando el sulfuro de hidrógeno. Al proyecto le queda un año y medio por delante, pero ya ha mostrado resultados prometedores.
“En el proyecto yo postulaba tratar de investigar ciertos métodos novedosos y algunas modificaciones de métodos anteriores para ver cuál de ellos podrían funcionar en estos sistemas bioquímicos; y ya tenemos resultados prometedores en un par de ellos. El abordaje de nuestro laboratorio es hacer determinaciones no solo cuantitativas, sino desde punto de vista cinético, o sea la velocidad de las reacciones. Para eso tenemos que saber con precisión cómo es que se consume el sulfuro de hidrógeno o cómo es que se produce cuando dentro de un tubo de ensayo hacemos distintas mezclas”, concluyó.
Texto de Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa