Se trata de una tecnología que permite profundizar la investigación biomédica. Leonel Malacrida trabaja en California en el desarrollo de herramientas asociadas a la microscopía de fluorescencias. Es oriundo de Santa Lucía (Canelones), algo que manifiesta con orgullo por ser el pueblo donde vive toda su familia y donde nació y creció Clemente Estable.
Actualmente está trabajando en la Universidad de California en la ciudad de Irvine, en el laboratorio para dinámica de fluorescencias (Laboratory for Fluorescence Dynamics).
El científico contó a SobreCiencia que en dicho laboratorio, comandado por el Dr. Enrico Gratton, trabajan para responder preguntas concretas de biología que van desde la oncología pasando por los fundamentos básicos de funcionamiento celular, hasta patologías neurodegenerativas, etc.
Malacrida explicó la diferencia que hay entre la microscopía de fluorescencia y la microscopía común: “La fluorescencia es un proceso en el cual algunas moléculas o sustancias tienen la capacidad de absorber luz y luego de eso, lleva un proceso en el tiempo que permite emitir esa luz con cierto retardo y con cierto cambio espectral. Ese tiempo en que dicha molécula está en estado excitado, nos permite estudiar cosas que pasan con esas moléculas, como por ejemplo con quién está interaccionando, si están rotando, etc. Ese tiempo es de nanosegundos. Y ese pequeño lapso nos permite estudiar procesos que pasan dentro de la célula, algo extremadamente útil para hacer preguntas concretas y cuantitativas de la biología. Comparando con la microscopía óptica, lo interesante de la fluorescencia es que uno puede marcar algo en particular, uno puede estudiar una molécula objetivo, y en base a eso, aislar que le está pasando solo a una determinada molécula en el contexto de una célula”, detalló.
Malacrida anunció a SobreCiencia que la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC), financió su proyecto dentro del “Programa de Fortalecimiento del equipamiento de investigación en los servicios de la Universidad de la República”.
Esta financiación, permitirá que el Hospital de Clínicas cuente con el primer microscopio de dos fotones con resolución de tiempo de vida (FLIM-FCS), una tecnología que hasta el momento no existe en Uruguay.
“Este microscopio va a ser útil para medir los estados metabólicos celulares, en células aisladas o en tejidos. (…) El proyecto de armar un microscopio no solo cambia el paradigma en Uruguay de adquirir tecnología, sino que tenemos la oportunidad de pensar qué tecnología queremos y armarla por nuestra cuenta, algo que tiene sus desafíos, pero también sus ventajas económicas. Armar un instrumento de estas características cuesta más o menos lo que financia CSIC, en el entorno de los cien mil dólares; pero si uno fuera a comprar un microscopio similar, podría valer medio millón de dólares”, puntualizó.
El proyecto fue aprobado recientemente y, tras la compra de las partes, se espera que el equipo esté armado y funcionando en la primera mitad del próximo año.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa