La importancia de prestar atención al factor cronobiológico a la hora elegir los horarios de estudio de los jóvenes. Vespertinidad, deuda de sueño y su influencia en el rendimiento educativo.
En el primer ciclo de Sobreciencia recibíamos a las Dras. Ana Silva y Bettina Tassino; quienes nos introdujeron en el tema de los ritmos circadianos y los cronotipos, luego de un primer estudio realizado a un grupo de jóvenes de la Facultad de Ciencias (UDELAR) que viajaron a la Antártida. En esa oportunidad, se estudiaron los hábitos de sueño de esos jóvenes, antes, durante y después de la estadía en el continente blanco.
Tras esa investigación, se encontraron características en el sueño de los estudiantes que llamó la atención de las científicas y que iban más allá de la experiencia antártica. Esos resultados indicaban que los jóvenes uruguayos viven en deuda de sueño, no logran conciliar el sueño hasta muy tarde en la noche, duermen menos durante la semana y más los fines de semana. Mientras la agenda curricular los hace levantarse temprano, la agenda social los hace acostarse tarde. Si bien es esperable que los jóvenes en la adolescencia sean más “tardíos” a la hora de conciliar el sueño, el valor encontrado de este desfazaje fue mucho mayor de lo esperado.
Los jóvenes del Liceo 10.
Durante el 2016, se abrió una nueva línea de investigación; y junto con la colaboración de Secundaria, se estudiaron los hábitos de sueño de 250 estudiantes del Liceo N.º 10 que asisten a dos turnos diferentes. Los principales objetivos se centraron en identificar variables que puedan incidir en los hábitos de sueño y estudiar la relación de los cronotipos (búhos y alondras) con el desempeño educativo de los participantes.
– “Cuando empezamos a estudiar los datos de estos 250 estudiantes del liceo 10, pudimos confirmar la vespertinidad en los jóvenes uruguayos. Los resultados que encontramos y que presentamos en el reciente Congreso de la Sociedad Uruguaya de Biociencias (SUB), es que del punto de vista cronobiológico, los adolescentes que asisten al turno matutino (7:30) y al turno intermedio (11:30), se comportan de forma muy distinta, siendo iguales en todos los otros parámetros. Hay que tener en cuenta que son del mismo barrio, tienen la misma edad, pero de forma cronobiológica se mostraron muy diferentes”-explica Tassino.
Es importante recordar que esta investigación se realizó con el aval y según las recomendaciones del Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Psicología, y con el permiso del Consejo de Educación Secundaria. Además, los datos obtenidos resguardan la identidad de los participantes y sus datos son tratados de manera confidencial, ya que solamente el grupo de investigadores responsables tiene acceso a los mismos. Los estudiantes mayores de edad firmaron un consentimiento y en el caso de los menores, el permiso fue firmado por los padres. Los jóvenes brindaron datos de su peso, talla, sus hábitos culturales y sus hábitos de sueño. También llenaron los cuestionarios científicos cronobiológicos avalados internacionalmente, incluso en su traducción; denominados Morningness-Eveningness Questionnaire (MEQ Horne & Östberg, 1976) y el Munich Chronotype Questionnaire (MCTQ, Roenneberg et al. 2003).
-“Con respecto a los cronotipos, encontramos que los estudiantes del turno matutino tienen un cronotipo de 5,5; y los de intermedio tienen un promedio de 7. Recordamos que se denomina cronotipo a las preferencias en la distribución circadiana de actividades, y que hay una medición por la que se le da un número al cronotipo. Por ejemplo, si el estudiante se acostó a las dos de la mañana y se despertó a las diez, ese alumno tendría un cronotipo de seis, que es la hora que marca el centro de su ciclo de sueño. Respecto a las horas de sueño, los resultados nos mostraron que los de la mañana duermen unas seis horas los días de liceo, y los del turno intermedio duermen ocho. Los estudiantes del turno matutino tienen un déficit de sueño crónico durante toda la semana. Y cuando cruzamos estas variables de cronotipo con las variables de desempeño; en el turno matutino encontramos lo que aparece en la lituratura, aquellos estudiantes más vespertinos (que se acuestan tarde) tienden a tener un desempeño más bajo. Confirmamos entonces que lo mismo que pasa en otros países con alumnos que asisten de mañana, pasa en los estudiantes uruguayos” – cuenta Tassino.
– “Sin embargo –acota la Dra. Ana Silva- cuando vamos al turno intermedio, esa correlación entre desempeño y tipología circadiana se pierde, se desdibuja que el cronotipo pueda tener una incidencia en el desempeño de los estudiantes. Es muy probable que no sea la vespertinidad en sí la que está tironeando el desempeño para abajo, sino que sea la desincronización o deuda de sueño, porque en el turno intermedio tenemos a los estudiantes en récord de vespertinidad, sin embargo la vespertinidad y los desempeños no están correlacionados. Y en el turno matutino sigue pasando”– explica.
Las científicas cuentan que en el mundo, la población de jóvenes mejor estudiada desde el punto de vista cronobiológico en su relación con el desempeño académico, es la española.
– “En estas investigaciones, hay como hechos ya demostrados con poblaciones de estudiantes y jóvenes en miles, y las tendencias que surgen son que la nocturnidad y las alteraciones del sueño están relacionadas con varios problemas de salud y de desempeño. Por ejemplo, hay una mayor tendencia a la obesidad, al consumo de sustancias, a las depresión”- agregan.
– “Este es un reclamo de los estudios cronológicos en el mundo, que dice ‘prestemos atención al horario de ingreso en jóvenes que tienden a ser vespertinos’. Quizás les estamos imponiendo un factor que es influyente y negativo para una población que naturalmente esta ubicando su sueño en horarios más tardíos. Y es de alguna manera un reclamo que nosotros estamos abonando con datos uruguayos. ¿Que esto resuelva el tema del desempeño? No, pero acá hay un factor a atender, y ahora podemos decir que en la población muestrada en el liceo 10 en el 2016, ese factor influye en el turno matutino”-dice Silva.
Y agrega: – “Una de las cosas novedosas de nuestros resultados, es que le quita de forma relativa la importancia a la vespertinidad. Nosotros logramos “disecar” entre la vespertinidad en sí misma y la desincronización o deuda de sueño. A esto se le llama jetlag social. Es como cuando viajamos trans logitudinalmente a Moscú o a Japón. En ese debate de si la influencia de lo cronobiológico es por la vespertinidad o por la deuda de sueño, este estudio tiene una mirada interesante que tira la balanza a fortalecer que la desincronización está comprometiendo más, en este caso, a los estudiantes, que la vespertinidad”-concluye.
Texto: Alexandra Perrone.
Foto: Web Radio Uruguay.
Entrevista: Gustavo Villa.