Diego Golombek abrió el II Congreso Nacional de Biociencias. Se desarrolla en Montevideo el II Congreso Nacional de Biociencias, un encuentro de cuatro días donde los científicos nacionales, vinculados a las ciencias de la vida, se reúnen con el objetivo de divulgar la producción académica, crear redes de colaboración científica y generar espacios de intercambio.
El evento, organizado por la Sociedad Uruguaya de Biociencias (SUB), comenzó con la conferencia inaugural “Divulgación de la Ciencia”, a cargo del Dr. Diego Golombek, biólogo especialista en cronobiología, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -CONICET, Argentina-, y reconocido y premiado divulgador científico.
Golombek habló con SobreCiencia sobre la importancia de divulgar la ciencia, y opinó que los científicos tienen la responsabilidad de hacerlo, ya que contar la ciencia, es parte de hacer ciencia.
“Hay un montón de motivos; si estamos muy convencidos de que este es el camino para otra cultura, para un mejor desarrollo, etcétera, tenemos que contagiarlo, tenemos que contagiar vocaciones científicas, contagiar un poco la mirada científica sobre el mundo, más allá de que seamos investigadores o no. Y yo estoy muy convencido de que eso nos hace mejores ciudadanos y hasta mejores personas. Entonces, como los científicos somos tan apasionados, no tenemos que guardarnos esa pasión, sino compartirla”, agregó.
Golombek consideró que de un tiempo a esta parte se ve como algo más común que los científicos cuenten lo que hacen y habló de su experiencia como divulgador.
“Hace mucho tiempo que estoy en esto, y al principio había un poquitito de lo que se llama ‘síndrome Sagan’ -no por compararme con la bestia, la maravilla de Sagan, que es un maestro de todos nosotros-, porque cuando un investigador activo – yo voy todos los días al laboratorio- se expone mucho al público, a los medios, la comunidad científica es un poco reacia, sobre todo cuando lo haces de una manera muy disruptiva y usas la ficción, el humor, y las cosas que no eran tan comunes en nuestros países. Al principio se decía ‘¿que está haciendo este?’ ‘¡Pará, eso no es lo que nosotros tenemos que hacer!’. Pero cuando se vio que esto llegaba a la población, que efectivamente había un público que se interesaba, más investigadores, sobre todo los más jóvenes, empezaron a volcarse a la divulgación. El sistema universitario y el sistema científico lo vio con mejores ojos, por lo menos no te castigaban por hacerlo; si no te premiaban, al menos no te castigaban. Así que creo que hay un grupo de gente en Argentina, y por supuesto también en Uruguay, que ha sido pionera en esto de que los científicos -y no solo los comunicadores- también tenemos que contar la ciencia, y ahora es un poquito más fácil, al menos no se ve tan raro”, comentó.
Con respecto al rol de los Estados a la hora de unir a la Academia con el sector productivo para el desarrollo de los países, el científico dijo que existe una “responsabilidad indelegable”, ya que el Estado debe ser el actor principal a la hora de tender puentes entre los investigadores y el sector público-privado. Agregó que hay que cambiar la preposición “vamos a apoyar a la ciencia” por “vamos a apoyarnos en la ciencia”.
“Si nuestros Estados no están presentes en esto, es muy difícil que lo logremos desde otros sectores. Es cierto, la divulgación científica puede complementar esto y poner a los investigadores e investigadoras en primer plano para que cuenten lo que hacen, y que de pronto, se generen redes. Pero esas redes no nacen espontáneamente, nacen cuando hay un Estado fuerte que decide como política poner a la ciencia en primer plano.
Y esos problemas que tenemos estructurales, de pobreza, de salud, de educación, de alimentos, tienen que apoyarse en la ciencia para encontrar soluciones. Con un Estado ausente, eso no va a ocurrir nunca”, remarcó.
Al ser consultado sobre ejemplos de sinergia apoyadas en investigación, el científico señaló que lamentablemente nuestra región no es el mejor ejemplo, e hizo referencia a la situación en su país, donde dijo, se está perdiendo un poco la cultura científica en el Estado.
“Si la ciencia deja de tener un papel preponderante cultural, es muy difícil de recuperar. Así que no pondría a Argentina como ejemplo, sino todo lo contrario en este momento”, expresó.
Señaló además que Brasil tampoco es un ejemplo actual en este sentido, debido a los recortes en ciencia que viene haciendo el gobierno.
Sin embargo, destacó algunos ejemplos en países como Perú, donde se han formado consorcios público-privados en pos de que la investigación ayude a la producción, y Chile, que agregó, ha crecido mucho en los últimos años comparado con otros países del Cono Sur.
“La región no es el mejor ejemplo para mostrar que la ciencia y la tecnología son los pilares del desarrollo, tenés que buscarlos lejos, en el Sudeste Asiático, en India, en algunos países europeos que han apostado sistemáticamente a esto. También en EE.UU y Canadá, con sus vaivenes por supuesto, pero me parece que cuando uno ve que en la base de una Corea del Sur, de un Singapur, están las universidades, y de Israel, que fomenta la startup, pero la fomenta desde la Universidad, vemos que primero está el conocimiento y después, como producirlo. Esos son los ejemplo que tenemos que ir a buscar”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Foto: Álvaro Adib