Un smartphone puede transformarse en un laboratorio de bolsillo que abre muchas posibilidades; entre ellas poder medir y cuantificar, por ejemplo, el grado de contaminación atmosférica en un determinado punto, también la contaminación sonora o lumínica, o incluso comprobar el mal estado de una carretera.
El científico Arturo Martí, coordinador del área de Física del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) dio varios ejemplos sobre cómo convertir un celular inteligente en una herramienta que mejore la calidad de vida de toda la sociedad.
“Por ejemplo, podemos quejarnos por el ruido, pero ¿hasta dónde es una impresión nuestra y hasta dónde es contaminación sonora? Los celulares nos pueden dar la posibilidad de medirlo y llevar una estadística del ruido. También podemos agregarle al celular pequeños accesorios y medir la contaminación atmosférica, o medir el estado de una carretera en base a las vibraciones del celular”.
Martí contó en entrevista SobreCiencia que hay un grupo de investigadores en Facultad de Ingeniería que realiza estas mediciones a gran escala, pero aclara que se pueden utilizar estas técnicas a pequeña escala desde el celular.
“En principio, sería una idea aproximada, porque no puede compararse con una medida profesional, pero nos da una primera aproximación; perdemos en precisión, pero la ventaja es que podemos realizar mediciones en cualquier momento y en cualquier lugar”, dice.
Martí destacó la importancia de interactuar con la sociedad organizada y romper esa imagen de que la Ciencia está en los laboratorios y es ajena a la vida cotidiana.
“Acá viene la parte colaborativa: si trabajamos en un contexto de un proyecto en el cual los resultados se auditan, como crear mapas de contaminación acústica o atmosférica, podemos aportar en temas que nos afectan a todos”.
El experto contó que dentro de Pedeciba hay varios casos de colaboración con la sociedad civil. “En diferentes áreas de Pedeciba, y a nosotros en Física, se acercan distintos actores sociales y nos plantean problemas diversos que son bastante aplicados y bastante difíciles de resolver. Por ejemplo hay uno relacionado con la contaminación atmosférica, hay un grupo de acústica vinculado al ultrasonido, otro para conocer la eficiencia de paneles solares, etc. Nosotros tratamos de ir resolviéndolos en la medida de nuestras posibilidades; por supuesto que quisiéramos tener más recursos y más posibilidades para poder responder mejor y a más variedad de problemas”, afirma.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa.