Un estudio científico aplicado a ratones ha logrado demostrar que la falta de una bacteria de la flora intestinal produce trastornos neuronales similares al autismo.
Mauro Costa-Mattioli es un investigador uruguayo reconocido a nivel internacional. Es actualmente profesor asociado del Departamento de Neurociencia Baylor College of Medicine en Houston, Estados Unidos.
Costa-Mattioli habló en SobreCiencia sobre la investigación que demostró que quitar una bacteria de la flora intestinal ocasiona déficits de relacionamiento social.
“Saber que existe una conexión entre el intestino y la cabeza y que eso juegue un rol importante en enfermedades de neurodesarrollo nos ha sorprendido a todos. Y saber que el estudio de esas bacterias nos puede llevar a crear mecanismos para tratamientos en humanos es muy esperanzador”, dice el experto.
Costa-Mattioli explicó que esta investigación tuvo su origen en estudios anteriores, en los que se descubrió una relación entre la obesidad durante el embarazo y trastornos neurológicos en los niños, incluyendo el autismo.
“En Estados Unidos ha existido un aumento progresivo de la obesidad en los últimos veinte años y, a su vez, un aumento de los casos de autismo. Entonces nos preguntamos si había una relación entre esos dos procesos y encontramos que la hay. Pudimos ver que ese factor vinculado a la alimentación elimina un cierto tipo de bacteria en el intestino de la progenie; y la falta de esa bacteria hace que el individuo tenga rasgos autistas. Pudimos comprobar que los ratones no se relacionaban y que tenían comportamientos repetitivos”, explica Costa-Mattioli.
“Lo más maravilloso fue comprobar que cuando damos a esos ratones la bacteria que les falta, su comportamiento se vuelve completamente normal. Esto abre la posibilidad que cubriendo esta falencia se pueden revertir ciertos síntomas”, asegura.
Costa-Mattioli dijo que este hallazgo da muchas esperanzas porque son bacterias que tenemos en nuestra flora intestinal y la posibilidad de que generen efectos secundarios es muy baja. “La bacteria que nosotros damos a los ratones es un homólogo humano, es la bacteria que está en la leche materna, pero es una bacteria que está en el intestino. De ahí la potencialidad de poder usarla en humanos”.
Sin embargo, el especialista aclara que pensar en aplicar este sistema en humanos es actualmente muy costoso y que la clave está en descubrir qué tiene esa bacteria de especial que genera ese cambio en el sistema nervioso.
“Nosotros sabemos que esa bacteria aumenta la producción de una hormona en el cerebro: la oxitocina. Y sabemos que la oxitocina es una hormona que fomenta la interacción. De hecho, cuando la mamá está a punto de dar a luz, el cerebro se embriaga de oxitocina y se cree que es la oxitocina la que permite que se genere esa relación madre e hijo. Sin querer hemos dado con un mecanismo general que promueve la interacción. Es ese uno de los factores deficientes en el problema del autismo. La clave es encontrar por qué esa bacteria hace que aumente la oxitocina en el cerebro”, concluye.
El interruptor de la memoria
El nombre de Mauro Costa-Mattioli resonó en el mundo científico en el 2007, cuando sus investigaciones sobre la memoria lo llevaron a poder hablar de la existencia de un posible “interruptor” o “llave” de la memoria. El científico contó a SobreCiencia que actualmente continúa trabajando en esa línea de investigación, con nuevos datos que están siendo comprobados y evaluados por árbitros de publicaciones especializadas.
“Lo más gratificante fue ver que muchos científicos han tomado esa investigación y han podido reproducirla con otras tecnologías, lo que llevó a comprobar que esa especie de llave de la memoria sí funciona como una llave. Lo que puedo adelantar es que esa llave, como yo postulé en el 2007, está apagada en enfermedades dónde la memoria está baja. Y puedo decirles también que estudios actuales de nuestro laboratorio y de otros laboratorios, demuestran que es posible ahora levantar esa llave y tratar enfermedades neurológicas”, afirma.
Texto: Alexandra Perrone.
Entrevista: Gustavo Villa.