Los jóvenes uruguayos consumen entre 75 y 80 gramos de alcohol por episodio; la edad de inicio es a los 15 años. “Epidemiología y consecuencias del consumo de alcohol en jóvenes uruguayos” es el trabajo publicado por el licenciado en psicología Paul Ruiz, docente de la Facultad de Veterinaria y de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) y becario de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
El objetivo de este proyecto fue estudiar el consumo de alcohol y las consecuencias biológicas asociadas en jóvenes uruguayos de entre 18 y 30 años de edad. Para este fin se realizó una encuesta on line a 1600 jóvenes de todo el país quienes completaron el cuestionario de consecuencias de la ingesta de alcohol (Yaacq) y la Prueba de Identificación de Trastornos Relacionados con el Consumo de Alcohol (Audit). Además se les agregó un cuestionario de consumo y otro demográfico.
Ruiz dijo a SobreCiencia que los datos sobre epidemiología del consumo de alcohol en jóvenes uruguayos son escasos, ya que las encuestas realizadas por la Junta Nacional de Drogas abarcan un conjunto de sustancias que incluyen el alcohol, pero no especifican sobre las consecuencias negativas asociadas solamente a esta droga.
“Los principales números que tenemos nosotros son por episodio de consumo. Está el episodio de consumo elevado y el intensivo. El promedio que nos da por consumo está entre los 75 y 80 gramos de alcohol y esto ocurre cada vez que se juntan a tomar. Los indicadores son altos, se plantea que los jóvenes están tomando al menos dos veces por semana. Y eso es mucho, consumen entre dos litros y medio de cerveza o un litro y medio de vino, cuatro vasos de whisky o cuatro de fernet. Los niveles que quedan en sangre son niveles de consumo de alcohol que equivalen a borrachera o inconsciencia. Entonces la primer premisa media básica que podemos discutir es que los adolescentes toman para emborracharse, no como algo recreativo”, explicó.
Ruiz agregó que la edad promedio en la que los jóvenes comienzan a consumir alcohol es entre los 14 y los 15 años, y que el promedio de edad de la primera borrachera son los 16 años.
“Las investigaciones que indagan sobre los motivos de inicio de consumo muestran que cuando se le pregunta a un adolescente cómo comenzó a tomar alcohol, la principal respuesta es ‘porque un adulto me lo ofreció’, la segunda ‘porque un amigo me dijo de tomar’ y recién la tercer respuesta es ‘por curiosidad’. El imaginario social te dice que el alcohólico es un viejo que está en el bar, borracho, que no tiene familia. La estadística dice lo contrario, los trastornos por consumo de alcohol se registran en la juventud, entre los 18 y los 24 años. Ahí está el pico de la dependencia de consumo de alcohol. Esta información ocupa un lugar en el primer nivel de atención de salud, justamente intentando prevenir el consumo abusivo. La población de riesgo para experimentar dependencia, son los jóvenes”, detalló.
El efecto biológico
Este estudio sobre el consumo de alcohol de los jóvenes uruguayos surgió durante el estudio de la relación entre algunas psicopatologías y el consumo de alcohol, principalmente lo que la psiquiatría llama ‘patología dual’, que hace referencia a la relación que existe entre una patología mental de fondo y el consumo de una droga. Ruiz contó que la patología psiquiátrica más común asociada al consumo de alcohol son los trastornos del estado de ánimo, particularmente, la depresión.
“Fue por eso que junto con las escalas de consumo aplicamos escalas que medían también el estado de ánimo. Y allí encontramos una profunda correlación entre los volúmenes de alcohol y el estado de ánimo. Puede parecer lógico que una persona deprimida tome alcohol, pero científicamente hay que preguntarse por qué. Toda ese estudio empezó en ratas, el por qué era ir al cerebro de la rata deprimida a ver que encontrábamos para saber que hacia el alcohol en el cerebro. Ahí tenemos el modelo doble, la parte básica donde medimos neurotransmisores y moléculas en cerebros de ratas deprimidas, y tenemos también la parte aplicada, que es cómo vemos esas dos variables en humanos”, ejemplificó.
Ruiz hizo referencia a lo que hoy se denomina “binge drinking” o consumo intensivo, que consiste en tomar altos volúmenes de alcohol en cortos períodos de tiempo. El experto señaló que el estudio realizado abarca esta problemática, que suele darse en las llamadas “previas”.
“El consumo intensivo de alcohol tiene consecuencias graves, de impacto a nivel central del sistema nervioso porque lo afecta muchísimo. Es más, hay un síndrome que se llama síndrome de Korsakoff, que es consecuencia del consumo crónico de alcohol. Lo que pasa con los jóvenes es que su cerebro está en desarrollo y poner una molécula tóxica en un cerebro en desarrollo genera un gran impacto en la adultez. La adolescencia tiene varios factores de alto riesgo, uno es que el adolescente puede soportar más volumen de alcohol que el adulto, por lo que va a tardar más en llegar a la borrachera. Pero esto no significa que el daño sea menor, sino todo lo contrario”, señaló.
Ruiz contó a que con toda la información que ha generado armó un sistema de charlas que ofrece gratuitamente a liceos e instituciones educativas que estén interesadas.
“Uno de los temas que trato también en las charlas que doy es el del alcohol en la historia de la humanidad. Hay registro que siete mil años antes de Cristo ya estaba el alcohol, aunque solamente en poblaciones más pudientes. Estaban también los aztecas que no permitían que los jóvenes tomaran alcohol y los griegos no dejaban que las mujeres tomaran alcohol. Hay toda una historia de cómo las culturas se han ido relacionando con el alcohol. Hoy en día el tema como siempre es la discusión de la dosis. No se trata de decir “nunca más tomen”, pero si hablamos de cuáles son las dosis promedio del Uruguay y cuáles son las consecuencias de mantener ese consumo en el tiempo. La idea es formar una perspectiva responsable de consumo”, concluyó.
Texto: Alexandra Perrone
Foto: Web Radio Uruguay
Entrevista Gustavo Villa: