Entrevista al Ing. Agr. Andrés Ganzábal, que llevó adelante el proyecto de cría y entrenamiento de perros maremanos. En este informe informe de SobreCiencia conocemos al llamado perro de guarda, cuyo fin es ayudar al ser humano a cuidar el rebaño de los depredadores y también a humanos.
Los perros Maremmano Abruzzese, como se llama una de las razas empleadas en el campo, son perros fuertes, resistentes, ágiles, capaces de patrullar y recorrer largas distancias, y además cuentan con un oído excepcional.
Pero hay aspectos científicos detrás de la capacidad de estos perros para ejercer este trabajo tan fundamental para los productores ganaderos, como la pérdida de animales por ataques de depredadores.
Hablamos con el ingeniero agrónomo Andrés Ganzábal sobre un proyecto de entrenamiento que se desarrolló en la estación de INIA Las Brujas, y del que él estuvo a cargo.
Ganzábal dijo a SobreCiencia que en INIA era común que se perdieran 60 ovejas cada año debido a ataques de perros de campos linderos. Pero cuando desarrollaron el programa de perros pastores,
solo murió una oveja en 8 años.
“El trabajo del perro es su presencia. Ellos tienen sentidos diferentes a los nuestros y empiezan a detectar sonidos u olores que se salen de la norma y, entonces, activan su funcionalidad de protección”, explicó.
“Hay muchísimas razas de perros pastores, todas originarias de Asia Central. Las razas que tenemos en Uruguay son el Maremmano Abruzzese y Pastor de Pirineo. La característica fundamental es su temperamento, son muy territoriales”, agregó.
En Uruguay, Ganzábal estimó que hay 1500 de estos perros cuya vida útil de trabajo llega hasta los 7 años, y que luego merece jubilarse y integrarse como perro de la familia.
Se estima que estos animales se desarrollaron hace 12 mil años cuando se domesticaron las primeras ovejas. Incluso, si no hubiera existido el perro domesticado, no se hubiera podido domesticar la oveja… y la oveja en particular fue clave para el desarrollo de la humanidad actual.