Desafíos para la nutrición en la era del microbioma

Entrevista a Gianfranco Grompone, microbiólogo, vicepresidente de Investigación en Biogaia (Suecia), quien participará del Simposio Internacional de Innovación y Desarrollo de Alimentos.

Desde el 27 de setiembre al 1 de octubre de 14:00 a 17:00 horas, el LATU, a través de su fundación de I+D+i Latitud, llevará a cabo la 10ª edición del Simposio Internacional de Innovación y Desarrollo de Alimentos.

Bajo el lema “Alimentos a la medida del futuro”, el evento tendrá cinco ejes temáticos: transformación de la cadena alimentaria; pérdidas, desperdicios y revalorización; biotecnología: herramienta para la innovación de alimentos; innovación en ingeniería; nuevas fuentes de materias primas para alimentos funcionales.

Hablamos con Gianfranco Grompone, microbiólogo, vicepresidente de Investigación en Biogaia (Suecia), quien participará de este Simposio disertando sobre “De Michelangelo a Leonardo: desafíos traslacionales para la nutrición en la era del microbioma”.

Todo esto surgió cuando fui a visitar la exposición sobre Leonardo Da Vinci que se generó en París, en el Louvre allá por el 2019, y me impresionó mucho que Da Vinci dibujaba ríos y pensaba en la anatomía humana, y pensaba en los ríos como si fueran las venas humanas, y esa idea de micro y macro cosmos mezclados me pareció interesante para tratar de volcarla en los temas de estudios que estamos tratando aquí en Suecia”, explicó Grompone.

El científico dijo que hablar de ciencia a través del arte es salir del detalle molecular de una investigación, de detalles moleculares y microbiológicos, y llevarla a un contexto más global y generalizado que permite traducir esos datos en algo que ayuda a la gente en la vida cotidiana.

El aparato digestivo, el tracto gastrointestinal, es el recipiente que contiene un ecosistema microbiano, somos humanos contenedores de microorganismos, es lo que llamamos la microbiota intestinal o el microbioma”, explicó.

Agregó que “esos microorganismos están siendo estudiados hace más de 15 años, ya sea sacándolos del intestino y cultivándolos, como utilizando técnicas indirectas, de secuenciación, por ejemplo moleculares, para saber quiénes están ahí y qué es lo que están haciendo”.

Hay una interrelación muy íntima entre esos microorganismos y nuestra salud, por ejemplo las bacterias de nuestro intestino nos ayudan a digerir, y también a educar al sistema inmune, porque hay células inmunitarias en las paredes del intestino”, explicó.

Grompone también hizo referencia a la relación intestino-cerebro, un ecosistema microbiano que produce moléculas activas, por ejemplo la serotonina, que comunica directamente con el sistema nervioso central.