La forma en que alternan luz y oscuridad tiene correlatos en la biología humana. Entrevista a Bettina Tassino. El fotoperíodo, la cantidad de horas de luz que hay en el día, juega un rol muy importante en la sincronización de los ritmos internos humanos con lo que pasa afuera, dijo en SobreCiencia la investigadora de la Facultad de Ciencias Bettina Tasssino. Los ritmos diarios —circadianos—, vinculados a la rotación de la Tierra, así como los períodos estacionales, vinculados a la traslación, generan una estructuración temporal del ambiente que a su vez determina una estructuración temporal de los ritmos biológicos de los seres vivos.
En las latitudes más altas el cambio del fotoperiodo es más extremo y por eso es un lugar interesante para evaluar los efectos de la luz e investigar los cambios en los ritmos circadianos, por ejemplo cómo se producen la alternancia sueño-vigilia. Por eso la base antártica Artigas es uno de los lugares de investigación del grupo de la Facultad de Ciencias que trabaja en el tema, explicó. Allí se llegan a tener 22 horas de luz y noches de 24 horas, repasó.
La luz juega en la producción cambios en la melatonina y la serotonina, ambas están vinculadas al humor, a la depresión, ejemplificó. Los periodos de oscuridad prolongados están asociados a los períodos de depresión, dijo. Agregó que, como medida de salud, es recomendable estar un rato en las mañanas a la luz natural. La luz es muy potente en cuanto a lo que es capaz de generar, remarcó.
Texto: Web Radio Uruguay