Fósil hallado en Tacuarembó fue clasificado como un pterosaurio. Un grupo de paleontólogos de la Facultad de Ciencias continúa trabajando con fósiles hallados en la zona circunscripta a los límites del departamento de Tacuarembó.
Matías Soto, investigador del Instituto de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República contó en SobreCiencia que este ejemplar habitaba nuestro territorio hace 150 millones de años. Es el primer reptil volador que se registra para nuestro país, quizás por la dificultad en la preservación, o porque estos animales tenían los huesos huecos.
El fragmento fue hallado en el año 2007, sobre el cerro Batoví, y tras perderse unos años en las estanterías, fue estudiado nuevamente y clasificado como un fragmento del hocico de un pterosaurio, tras realizarle una micro tomografía computada en San Pablo.
“Es un hocico bien largo, lleno de dientes que apuntaban hacia los costados y hacia adelante, y terminaba en una especie de espátula o de roseta, también llena de dientes, de la que nosotros solo tenemos el nacimiento. De hecho, hace poco encontramos un fragmento en la arenisca de dónde habíamos extraído el pterosaurio, que muestra la impresión de lo que nos faltaba. Ahora estamos seguros que tenía esa espátula.
Si se quiere comparar, habría que ir al cocodrilo gavial que vive en la India, pero los dientes salen para arriba y para abajo, y acá salen para los costados. Nosotros pensamos que todos los miembros de la familia de los reptiles voladores, que eran filtradores, metían su hocico en el agua y atrapaban con ellos pequeños animales.
Cuando lo descubrimos, lo interpretamos erróneamente como un pez sierra, porque muchas veces los fósiles te llevan al error. Pero le hicimos una micro tomografía computada en San Pablo, eso nos reveló que los dientes estaban dirigidos 45 grados hacia adelante, y eso echó por tierra la teoría del pez sierra”, detalló.
Soto recordó que todos los fósiles hallados en la zona de Tacuarembó datan de fines del Jurásico, hace 150 millones de años. También destacó que las rocas de ambientes continentales de esa época, no son comunes en Sudamérica, por lo que prácticamente todos los fósiles que se van encontrando pueden ser clasificados como los más antiguos, o los más meridionales en su distribución.
El científico agregó que este pterosaurio “tacuaremboense” sería de un tamaño un poco más grande que una gaviota, ya que los fragmentos hallados son comparados con fósiles de animales similares encontrados en Francia, Alemania y China.
“En Sudamérica hubo animales de esta familia, pero aparecerían recién en el Cretácico, unas cuantas decenas de millones de años después. Esa es la otra implicancia interesante de este hallazgo que es el más antiguo representante de la familia en Sudamérica, la familia de los ctenocasmátidos, que hace referencia a esa especie de peine que tenían las mandíbulas con dientes”, detalló.
Respecto a cómo se está llevando a cabo la tarea de investigación en esa área de Tacuarembó, Soto dijo que aún continúan la búsqueda de, por ejemplo, dientes de dinosaurios herbívoros que son fáciles de encontrar y dientes de mamíferos, que requieren muchas horas de búsqueda debido a su pequeño tamaño, pero que, de hallarse, implicarían una valiosa contribución al conocimiento de la fauna de la época.
“Como no tenemos ningún proyecto específico que nos financie —aunque nos hemos presentado a ver si tenemos suerte y poder retomar los trabajos con fuerza el año que viene— lo que estamos haciendo más es en la etapa de laboratorio, procesando material que ya tenemos. Tenemos mucho material de varias salidas, y muchas veces nos llevamos sorpresas rebuscando en esos mismos materiales”, agregó.
Texto: Alexandra Perrone
Entrevista: Gustavo Villa