Aplican técnicas de medicina de precisión para intentar limitar daños y secuelas neurológicas de traumatismos y accidentes. Expertos de la Central de Servicios Médicos del Banco de Seguros del Estado (BSE) y científicos del Institut Pasteur y de la Facultad de Medicina trabajan en conjunto en un proyecto que busca integrar la experiencia clínica con la investigación científica en lo que refiere específicamente a las sustancias que se liberan en el cerebro luego de un trauma.
El objetivo de este convenio entre instituciones —firmada a fines del mes de agosto— es mejorar la calidad de vida de los pacientes con trauma craneoencefálico, aplicando la denominada “medicina de precisión” en los procesos de tratamiento y rehabilitación.
SobreCiencia conversó con Hugo Peluffo Zavala, del Departamento de Histología y Embriología de Facultad de Medicina e investigador principal del Laboratorio de Neuroinflamación y Terapia Génica del Institut Pasteur, además el profesor del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba).
Peluffo dijo que el Banco de Seguros asiste a pacientes que sufrieron diversos accidentes de trabajo, dentro de los cuales una gran cantidad tienen traumas al sistema nervioso; al cerebro, a la médula espinal o a nervios. Por otra parte, desde el BSE se informa que ingresan un promedio de 30 pacientes nuevos al año, en su mayoría jóvenes.
“Hay dos procesos; primero están los daños iniciales, es cuando hay que estabilizar al paciente, que se suele hacer en cuidados intensivos. Pero después viene la etapa siguiente dónde el Banco tiene una fortaleza importante, que es la rehabilitación de los pacientes y el seguimiento de los mismos a lo largo del tiempo, porque el trauma general, que es más crónico, precisa de un seguimiento continuo. Las secuelas más conocidas de los pacientes que sufren traumas cerebrales son las motoras; problemas para moverse, para agarrar cosas y también de autonomía. Pero existen los traumas cuyas secuelas no son tan visibles, pero que pueden derivar en problemas psiquiátricos o psicológicos muy importantes, como la depresión, la agresividad o la falta de concentración”, explicó.
La medicina de precisión y los marcadores biológicos.
Un punto clave de este proyecto conjunto tiene que ver con la medicina moderna basada en la evidencia, vinculada a lo que se denomina “Medicina de precisión”, que señala que existe una variabilidad individual en los pacientes y en el origen de los traumas.
“Los biomarcadores son moléculas concretas que se detectan y que sirven para informar el estado del paciente. Por ejemplo, los biomarcadores que aparecen en la sangre cuando no deberían estar ahí. Hay una proteína que se llama neurofilamento que está en lo que sería el esqueleto de las neuronas. Esta proteína suele aparecer en la sangre después de un trauma y por lo tanto se puede monitorear con nuevas tecnologías a lo largo del tiempo. Entonces la medicina de precisión se basa en intentar separar a los diferentes tipos de pacientes para poder tratar a cada uno de forma más específica, de acuerdo a su condición concreta”, detalló.
Peluffo agregó que por ahora no hay demasiados fármacos aprobados para el tratamiento del trauma, pero enfatizó en la importancia del seguimiento para entender cómo va evolucionando cada paciente en su lesión, poder mitigar las lesiones y saber qué tipo de rehabilitación hay que aplicar en cada caso.
“Lo que se está descubriendo es que en un porcentaje importante de casos, digamos entre 30 y 50%, tras el trauma se genera una patología más crónica. Se está viendo que en muchos casos se producen cambios parecidos a lo que sería la enfermedad de Alzheimer, no sólo en los accidentes más graves sino también en los accidentes más leves, incluso en los microtraumas. Los microtraumas son daños producidos por microroturas de los axones, la parte de las conexiones de las neuronas, que ocurren a nivel global en el cerebro en diferentes puntos, algo muy difícil de ver y de tratar. El Banco de Seguros está interesado en mejorar la atención a los pacientes y en ese contexto hace un año y medio empezamos a contactarnos y encontramos buena receptibilidad. Fuimos de a poco acercando intereses y posibilidades reales de cómo aplicar lo que nosotros hacemos con los problemas clínicos concretos y los dineros disponibles”, contó.
Otro objetivo importante en este proyecto, contó el científico, es generar un ámbito nacional que permita nuclear a otros investigadores así como al personal que trata pacientes neurocríticos de todo el país. El equipo que trabaja en este proyecto denominado “Medicina de precisión aplicada a la lesión cerebral traumática” está integrado por Hugo Peluffo, Natalia Lago, Luciana Negro, Bruno Pannunzio, Daniela Alí, Andrés Cawen, Vida Patiño e Ingrid Kasek.
Terapia génica
Peluffo hizo referencia también a lo que se denomina “terapia génica” un tratamiento que consiste en la introducción de genes específicos en las células del paciente para combatir determinadas enfermedades.
“La terapia génica se basa en introducir un gen que es el que va a producir una proteína en el organismo. Para eso, una de las principales formas de hacerlo es aprovechar a los virus, porque los virus entran en las células y toman el control de la parte de la expresión génica para que la célula produzca las proteínas del virus. Entonces lo que hacemos es sustituir las proteínas del virus que son tóxicas, por otras proteínas. Por ejemplo, el caso típico es el factor de coagulación de la sangre para tratar la hemofilia, una enfermedad que se genera por la falta de una proteína concreta que ayuda a la coagulación. Actualmente hay ensayos en fase tres, estudios con cientos de pacientes y seguramente en pocos años aparecerán terapias génicas aprobadas. Digamos que fue un gran avance y un gran orgullo que se empezara a probar medicamentos de terapia génica. El primero que se aprobó en Europa era para una patología crónica y salía un millón de dólares esa dosis. Es un problema grave, ya existen muchos fármacos que no se pueden utilizar por los altos costos. Para mí, el principal problema es ese, el lucro privado, la ganancia de los laboratorios y eso hay que decirlo. Es totalmente desmedido y desde mi punto de vista no tiene justificación. Otro tema es el tema de las patentes, habría que rediscutir cuál es el lucro razonable con medicamentos y cuál no”, reflexiónó.
El científico explicó a SobreCiencia que se han hecho estudios probando introducir genes en el cerebro después de una lesión, y que se está estudiando cuál podría ser el vector para introducirlo, si un virus o las denominadas nanopartículas.
“Para poder curar un trauma cerebral en sí, estamos muy lejos porque la destrucción inicial es muy grande. Pero para poder aplicar estrategias de medicina de precisión con biomarcadores, estamos bastante cerca. Eso seguramente ayude a separar mejor los pacientes y de alguna forma ir ayudando a algunos pacientes en particular. Y después está lo que todos ya sabemos que tiene que aplicarse, como hacer ejercicio y hacer dieta sana, eso ayuda mucho a la neuroprotección en general, primero como forma preventiva, pero después de un daño también es muy importante”-concluyó.